El alma de los peces
Antonio Gómez Rufo
20 junio, 2001 02:00Están éstas en la tensión y en la fuerza con que recrea la atmósfera de un escenario realista sobre el que despuntan signos de un fatalismo poético. Y en la factura de un personaje que crece lleno de carencias y ambiciones, aislado de todos, embebido de todo lo aprendido en los grandes personajes de la literatura. El lugar es una pequeña ciudad austríaca víctima de la revolución industrial. Ahí, donde siempre es invierno, crece la sombra de una joven que vive enamorada de la imagen de un joven que "creyó ver" un día desde su ventana. Es el mismo lugar en el que se inicia el periplo vital de ese joven de ambivalente personalidad que, tras la muerte de sus padres, heredero de una fortuna que le permite viajar sin abandonar su pasión lectora, comienza a trazar un proyecto siguiendo el modelo de El Jugador de Dostoievski. Sólo que sus fines sólo persiguen el beneficio de una apuesta perfecta: ejercer el poder en un orden social diseñado a su medida.