Image: Lo que está en mi corazón

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Novela

Lo que está en mi corazón

MARCELA SERRANO

28 noviembre, 2001 01:00

Finalista del Premio Planeta, 2001. Planeta. Barcelona, 2001. 271 páginas, 2.950 pesetas

La finalista del premio Planeta 2001 (con un libro de una tirada inicial de 85.000 ejemplares, según hace constar la editorial) fue la chilena Marcela Serrano (1951), conocida ya por el público español, cuya primera novela, Nosotras que nos queremos tanto, vio la luz en 1991. Dos años más tarde alcanzaría el premio Municipal de Novela, el de mayor prestigio en su país, con Para que no me olvides. Al margen de sus relatos, Un mundo tan raro (2000), Nuestra Señora de la Soledad fue publicada en España en 1999.

Lo que está en mi corazón es una novela de consumo tejida con los mimbres de lo previsible. La protagonista-narradora acaba de perder a un hijo de muy corta edad, traumatizada, residente en Washington, chilena, casada con un periodista de origen también hispano. Para apoyarla, logra que su revista la envíe a realizar un reportaje a Chiapas.

La trama consistirá en una novela-reportaje sobre el asesinato de una amiga de su madre, a la que admira por su lucha por las libertades en Chile y cuyas relaciones con el mundillo del subcomandante Marcos no se explicitan. Pero la protagonista, marcada por el escepticismo, será víctima de un secuestro por parte de los paramilitares, que acabarán dejándola en libertad, y ello le llevará de regreso a Chile y a compartir con su madre parte de su experiencia.

El eje de la trama se vuelve más compleja gracias a una serie de personajes secundarios: la historia de la ex guerrillera Dolores Reina; la de Paulina; su relación con el atractivo italiano Luciano. Marcela Serrano elabora, además, una interpretación mítica de la situación de los indígenas y de la capital. El papel que juega la Iglesia, el de los indígenas, retazos de la guerrilla antizapatista (la ofensiva de 1992), el problema del "compromiso político", la "globalización"; aunque siempre descrito desde una exaltación feminista que, sin ser militante ni radical, acaba resultando totalizadora. No se trata ya de la perspectiva femenina de una historia, sino que ésta vienen a demostrar una cierta superioridad. La percepción de Dolores del fenómeno "revolucionario" de Chiapas constituye un modelo de moderantismo y racionalidad entreverada por una cierta mítica. El encanto revolucionario; la relación madre/hija; la exaltación de la pasión amorosa; la indigencia e incluso la nota final -políticamente feliz- son siempre predecibles.

El libro, de estilo correcto, se mantiene en la línea del best-seller hispanoamericano, dirigido a una clase media lectora femenina que parece ya demandar esta clase de producto, cercano al guión cinematográfico para filmes de clase B.