Image: El vampiro

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Novela

El vampiro

VV. AA.

26 diciembre, 2001 01:00

Edición del Conde de Siruela. Siruela. Madrid, 2001. 444 págs, 2.950 ptas.

Aunque ya en 1992 Jacobo Siruela publicó en Siruela una antología de vampiros -Vampiros se tituló entonces- esta de hoy se presenta cambiada y enriquecida. El Conde sigue siendo el autor del prólogo (más extenso y detallado ahora, un recorrido histórico, "Imaginar el vampiro"), de la selección de textos -traducidos por distintos traductores, aunque destacan dos habituales del género gótico, Torres Oliver y J. A. Molina Foix- sin abandonar la cronología. El vampiro se centra en el siglo de oro del vampirismo como género, que es el XIX, entendiendo por tal, más que sus fechas estrictas, su animología. Así, el único autor representado en lengua española -el uruguayo Horacio Quiroga- aunque se suicidó en 1937 y es uno de los creadores de la modernidad en la narrativa breve en nuestro idioma, como escritor se formó en el simbolismo modernista (recordemos su libro Los arrecifes de coral de 1901) y el cuento aquí recogido, El almohadón de pluma -1907- está bien a las claras en su órbita decadente, antes de haber ido con Lugones al selvático territorio donde viviría más tarde.

Los amantes del terror vampírico, pero sobre todo los fascinados por la existencia de ese ser hallarán en El vampiro algunas de las piezas más clásicas de la figuración típica del personaje: la que lo vuelve un aristócrata refinado, solitario y cruel (Lord Ruthven de Polidori, posible imagen de Lord Byron, y Drácula de Bram Stoker) o la dama joven, atractiva, lilial y malvada -tan propia de la mitología decadente, de la mujer maldita- tal y como aparece en la Berenice de Allan Poe o, sobre todo, en la magnífica novelita Carmilla (1872) de Joseph Sheridan Le Fanu, con sus tintes más que lésbicos. Hay una pieza en verso de Baudelaire -el poema Las metamorfosis del vampiro, que también es una mujer- y alguna otra memorable como La muerta enamorada de Thèophile Gautier, o El conde Magnus (1904) del británico, creo yo que poco conocido entre nosotros, Montague Rhodes James (1862-1936). Insistamos, es una antología del vampirismo estrictamente clásico, y por eso no puede estar una autora de moda como Anne Rice (Entrevista con el vampiro, 1976) aunque no se haya apartado demasiado de la senda.

Por lo demás, la calidad literaria no es igual en toda la antología. El vampiro (1819) del joven y también suicida John William Polidori (el que fuera brevemente médico personal del turbulento Byron) es un texto capital en la configuración simbólica y mitológica del vampiro aristócrata, pero como relato -y lenguaje- está muy lejos de la rica densidad de Poe, de Gautier o de Hoffmann y aún del menos afamado Le Fanu. Una pregunta más ¿significa algo en la literatura fantástica o visionaria, que al menos Sheridan Le Fanu y Bram Stoker fueran irlandeses, y sus vampiros los más acendrados en mujer y hombre? Una muy fina antología en todos los sentidos, clásica.