Más vale no saber a tiempo. Hay personas, como ciertos países, que dan al sur, y uno se siente a veces como alguien que regresa allí. Ese sur donde todo es distinto, y se narra el mundo y no cabe el desacierto. De Luca ofrece en esta depurada novela la vida de un hombre que ha vuelto de ese sur, de Argentina, a la que había ido por un amor, y de la que vuelve a su Italia natal, para salvarse de una muerte segura, tras muchos años y dificultades.

Nuestro hombre trabaja como jardinero, dialoga con la soledad y con la naturaleza. Y las relaciones interpersonales vuelven con sus distintos trajes: el amor, con una muchacha más joven, que le hace reflexionar sobre ese sur. La amistad, de la mano de un inmigrante africano, quien le enseña la dura tarea de la gratitud, el aprendizaje de tratar de otro modo esta misma vida.

Erri de Luca (Nápoles, 1950) comenzó como obrero de la construcción y se integró en la organización Lotta Continua. Su vocación literaria se plasma en varios libros, desde Aquí no, ahora no hasta esta hermosa narración, cuyo título se basa en el estribillo de una canción de la Italia central. En estas páginas pobladas de poesía, el narrador reflexiona sobre la existencia del hombre, sobre unas criaturas mutuamente destinadas. Otras, que no llegan a conocerse nunca, se adaptan a amar a otra persona remedando la ausencia. Pero hay seres, como el protagonista de esta fábula, que esperan. Y en una estructura circular que se abre y cierra con la compañía de los libros, el protagonista finaliza diciendo: "Si yo también soy otro es porque los libros, aún más que los años y los viajes, desplazan a los hombres".