Últimas notas de Thomas F.
Kjell Askildsen
13 noviembre, 2003 01:00Esta instantánea, que recuerda tanto a los silentes cuadros de Edward Hopper, forma parte del mundo de Kjell Askildsen (Noruega, 1929), del lúgubre monólogo con en el que su alter ego Thomas F. describe los pormenores de la vida senil. Las diez partes en las que se divide el texto están presididas por las ideas de indiferencia, desengaño y ceguera ante el mundo. Thomas no ama, desconfía, no congenia con nadie y observa con horror como se recorta día a día su espacio vital. Como el apellido del que ya sólo nos queda una letra, todo se retrae hasta provocar una angustia nauseabunda.
Era Ciceron quien decía aquello de "salgamos de la vida como de un teatro" (De Finibus). Auténtico tratado sobre la vejez, la escritura de últimas notas es deliberadamente aspera y dura. La suerte está echada. Como en una partida de ajedrez, al final todo se cumple y la idea misma de esperanza resulta perfectamente ajena al mundo circunscrito de los hombres. La vejez es un estado del espíritu, el aliento de los que carecen de aliento. El volumen se completa con sendos homenajes a Kafka y Dostoievs-ki: primero Carl Lange, un relato policiaco y por último Un repentino instante liberador, la narración del estado del alma de otro hombre del subsuelo.