Image: El baile de la Victoria

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Novela

El baile de la Victoria

Antonio Skármeta

20 noviembre, 2003 01:00

Antonio Skármeta. Foto: Mercedes Rodríguez

Premio Planeta. Planeta. Barcelona, 2003. 384 páginas, 20 euros

El Premio Planeta 2003 fue una apuesta segura al elegir la novela del escritor chileno Antonio Skármeta (Antofagasta, 1940), quien alcanzó ya un gran éxito de público con Ardiente paciencia (1985), que más tarde se denominaría El cartero de Neruda, como fue titulada también la película dirigida por Michael Radford con la que obtuvo cinco nominaciones al Oscar.

Skármeta había publicado ya su primer libro de relatos en 1967, El entusiasmo. Interesado por la televisión y el cine, su literatura adquirió un cierto tono experimental por el uso del diálogo y la utilización de la imagen ya en Desnudo en el tejado (1969). Tiro libre (1973) coincidió con el golpe militar pinochetista, que le llevó al exilio; primero a Buenos Aires y más tarde al Berlín Occidental, donde trabajó ofreciendo cursos de cine y televisión. El baile de la Victoria mantiene una estructura próxima al guión cinematográfico. Los cincuenta capítulos de que consta se ordenan como escenarios dispuestos para una filmación.

Skármeta cuida especialmente el ritmo de la narración, creando un climax que coincide -como en las novelas de folletín- con los finales del capítulo. Traza sin ambigöedades a los personajes principales: ángel Santiago, un joven de veinte años que abandona la cárcel gracias a una amnistía, tras haber sido violado con el consentimiento del alcaide, al que promete asesinar. Vergara Grey, ya cincuentón, mítico delincuente especialista en cajas fuertes, enamorado de su esposa, que sólo aprecia el dinero, que abandona la cárcel al mismo tiempo asegurando: "jamás en la vida intentaría algo que sea un delito. En el tiempo que me tuvieron preso, perdí a mi mujer, a mi hijo, mi dinero y mis ilusiones. Estoy harto de ser un paria". El tercer protagonista es una joven que se encuentra aún en el liceo y que pretende ser bailarina. Hija de una víctima de la dictadura, su madre no ha logrado superar el asesinato de su marido. Despreocupada por los estudios, en un ambiente escolar hostil, en un hogar destruido, hallará en el joven delincuente, por breve tiempo, un apoyo moral y el amor.

En el desarrollo de la trama -centrada en un gran golpe contra uno de los esbirros pinochetistas-, de ecos hollywoodenses, aparecen una serie de personajes secundarios, algunos de ellos tan o más atractivos que los protagonistas. Alguna zona de la trama resulta poco convincente, como el episodio que dará título a la novela: la confabulación de una serie de buenas personas para conseguir que la muchacha baile en el principal teatro de Santiago. Interesantes son, sin embargo, las reflexiones del policía sobre la opinión que los chilenos tienen de las fuerzas del orden en diálogo con su esposa. Compleja resulta la figura de la muchacha, Victoria Ponce.

Los tres protagonistas resultan seres marginales, pero Victoria ama la danza, sigue obsesionada por la injusta muerte de su padre y vagabundea por las calles de una ciudad llena de recovecos de mala nota. Para conseguir el dinero con el que pagar a la profesora de danza, que, económicamente, atraviesa también por las mayores dificultades es capaz de degradarse en un cine porno, siendo descubierta por ángel. éste ama el campo, donde se crió; pero ella prefiere la urbe. Cuando fracasa en los estudios se lanza a una fuente y enferma hasta el punto de que tiene que ser llevada a un hospital. Ello permitirá denunciar el estado de la sanidad en Chile. Skármeta sabe sacar partido de personajes positivos, como Elsa, la portera del hotelucho. Pero sus malvados lo son íntegramente. La novela de intriga se resuelve mientras atraviesan la cordillera de los Andes, a la búsqueda de otro país de acogida, en otro exilio, ya no político. Tal vez con ello se aluda a un símbolo, como lo es el baile o la muerte de ángel. Bien escrita, feliz en los diálogos y en las descripciones, Skármeta se permite tan sólo algunas audacias: la reproducción íntegra de dos críticas antagónicas al baile de Victoria, a manera de collage, breves reflexiones políticas o morales de alguno de los personajes y una actitud positiva, casi plana, en la tragedia y la marginalidad en la que se debaten los seres de ficción.