Mario Rigoni Stern. Foto: Olivier Roller

Considerado como uno de los grandes escritores italianos de hoy, Mario Rigoni Stern nació en 1921 en la región del Asiago, en lo alto de los Alpes italianos. Allí ha permanecido toda su vida, salvo 6 años en los que se vio involucrado en una guerra que le cambió su existencia y le condujo a escribir.

Por eso, sus narraciones descubren la conciencia de un hombre tranquilo, amante de sus montañas que recorrió siempre andando, pero marcado por el sufrimiento. A los ochenta y dos años, escribe la Historia de Tünle, o el cuento de un ser errante. El libro recoge la existencia de Tünle, habitante del Asiago, a finales del siglo XIX. El personaje empieza ejerciendo de contrabandista hasta que ataca a un guardia fronterizo y debe huir de su propia región. Una región dividida por la frontera entre Italia y Austria, que se desplaza según avanza la novela, y que no significa nada para sus habitantes que llevan a pastar a sus animales de un lado al otro de la frontera. Tünle emigra de sus montañas y lo seguimos en sus diversos trabajos: soldado, minero, vendedor de estampas con las que decorar las paredes de los pobres, jardinero en Praga y guardador de caballos en Hungría. Trabajos todos que interrumpe en Navidad, para volver a su casa y entregar a su familia lo que ha podido acumular.

Tras el golpe de Sarajevo, la región de Tünle se convierte en la línea de batalla. Para entonces, Tünle ya vive en su casa y no quiere huir otra vez. Perteneciente a una generación anterior a la del escritor, representa la imagen de un patrimonio que se vino abajo con la Primera Guerra mundial. Lo vemos deambular sin rumbo entre sus ovejas, hasta que es hecho prisionero, vive en un campo de concentración y muere a los pies del Asiago, sin haber perdido jamás su identidad.

El relato de Rigoni Stern recorre uno de los periodos más negros de nuestra historia, la Primera Guerra Mundial. El cuento, en el que domina la descripción, está extraído de una realidad que su autor conoce bien. Sin perderse en sentimentalismos, las palabras contienen tal intensidad que son capaces de conmover al lector de una forma terrorífica. Con escalofríos sentimos la frialdad del viento en las montañas, el silencio de sus campos y la soledad de unos habitantes cuyos días siempre fueron gobernados por la Naturaleza. Una vida cíclica, regida por las estaciones y cuya quietud arrebató una guerra que nunca se explicaron.

De una gran belleza, la Historia de Tünle, profundiza en las relaciones que unen a los hombres entre sí y con su pueblo, al descubrirnos la mente intuitiva y llena de sentido de un habitante de las montañas.