Image: Fuego sobre las olas

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Novela

Fuego sobre las olas

Juan Manuel González

9 junio, 2005 02:00

Juan Manuel González. Foto: Archivo

Planeta. Barcelona, 2004. 304 páginas, 20 euros

Juan Manuel González (Madrid, 1954) ha completado en Fuego sobre las olas una valiosa obra en una modalidad narrativa integradora de la novela histórica y el relato de aventuras.

En este caso se trata de aventuras por el Mar de China y el índico, por donde navega el crucero alemán en 1914. Estamos a comienzos de la I Guerra Mundial, que sorprende a los tripulantes del Emden entre la escuadra del Extremo Oriente. Las instrucciones les mandan hacer la guerra por libre, por lo cual el Emden se convierte en buque corsario. Entre las narraciones de ambientación marinera de Baroja y de Conrad, Fuego sobre las olas recrea la turbulenta navegación del Emden desde el puerto chino de Tsing-Tao hasta su destrucción encallado en unos arenales del índico en torno a la principal de las islas Cocos. Toda la novela está narrada en primera persona por el oficial bávaro Ludwig Pochhamer. En su narración alternan el presente de la historia con los problemas que surgen en el barco, más los peligros ocasionados por buques enemigos, y el recuerdo del pasado del narrador en su juventud y amores en Europa. Precisamente a la última de sus amantes está destinado su relato.

Pero como no la ha vuelto a ver desde su partida de Tsing-Tao y la historia relatada termina con el barco destrozado, la novela se completa, tras una elipsis de 24 años, con una carta del narrador, firmada en 1938, al único amigo vivo de aquella tripulación. Con ello el sentido profundo de la obra va más allá de las aventuras marinas de un crucero alemán por los mares de Oriente, con las noticias de la guerra en Europa como un eco lejano. Cobran pleno sentido entonces el paratexto con la cita inicial de Goethe, "Los acontecimientos futuros proyectan antes su sombra", y los temores del narrador Pochhamer, ya retirado en Baviera, ante los signos evidentes del nazismo.

La novela se convierte así en una reflexión sobre la guerra y la capacidad de los seres humanos para el mal. En este sentido, a menudo resulta más significativo lo que sucede dentro del barco, con las pasiones de sus hombres, que las aventuras vividas en lucha con otros buques. Lo más superficial está en la proliferación de historias secundarias que poco o nada tienen que ver con la acción principal. Por más que algunas son interesantes en sí mismas (las tres historias de fantasmas y misterio del capítulo 26) y casi todas refuerzan la oralidad de la novela en su conjunto. En cambio, sí aparecen hábilmente distribuidos algunos motivos vertebradores de su composición, como, por caso, la reiterada referencia a la pasión del narrador por la leyenda de Parsifal y el Grial, desde la narración medieval germana de Eschenbach hasta la música de Wagner o el enigma de la "Heilige Lance" o Lanza del Destino, que garantiza la victoria a su poseedor y que sólo el narrador sabe dónde está. En suma, he aquí una novela culta de intrigas y aventuras, de amores y enigmas encarnados en las dos grandes guerras del siglo XX.