Image: La diosa del pubis azul

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Novela

La diosa del pubis azul

Raúl del Pozo y Espido Freire

7 julio, 2005 02:00

Raúl del Pozo y Espido Freire. Foto: Julián Jaén

Ilustraciones de Ulises Culebro. Planeta. Barcelona, 2005. 464 páginas, 17 euros

Espido Freire y Raúl del Pozo, autores de mundos literarios y características muy diferentes, han unido su escritura para completar La diosa del pubis azul de acuerdo con las leyes de género de la novela negra, con hallazgo inicial de una joven asesinada en horrendo crimen, investigación policial posterior entre pistas falsas y conjeturas que acaban conduciendo a la verdad y resolución final del caso con descubrimiento de la personalidad de quien cometió el asesinato y explicación de los motivos que impulsaron a perpetrarlo.

La novela consta de treinta capítulos en los cuales alterna la autoría de Raúl del Pozo en los impares y Espido Freire en los pares. Los dos autores han creado sendos policías emparejados en la investigación del caso: el agente ángel Pareja, hom-bre maduro y curtido entre gitanos, aficionado al fútbol y al flamenco, y la joven Ana Izarra, policía novata y especialista en operaciones científicas necesarias para la investigación del crimen.

Ambos policías son también los narradores en primera persona, Pa-reja en los capítulos impares y Ana en los pares. Los dos encarnan personajes opuestos y sus narraciones muestran en su estilo esas diferencias que los identifican con claridad, tal vez como consecuencia natural de la personalidad de sus respectivos autores. Pero esto no resta unidad a la novela porque ambos policías resultan complementarios en sus investigaciones y, como narradores, priman los dos el relato ceñido a los hechos anotando conjeturas y comprobaciones, sin perderse nunca en meandros inútiles. En ello los autores han sido muy hábiles, manteniendo la suspensión de la intriga y la específica singularidad formal de sus narradores: más irónico y bronco el estilo del agente chapuzado en cientos de casos entre marginados, escéptico y buen conocedor de la vida y el habla del hampa; menos agrio y más pudoroso y convencional el estilo de la mujer novata en el aprendizaje policial de su primer caso.

Todo transcurre en el espacio urbano de Madrid, con calles bien re-conocibles, en el año 2004, muy poco después del atentado terrorista del 11-M en Atocha. Los movimientos dados en la investigación de los hechos, con brutal asesinato de una hermosa joven de vida implicada en peligrosas relaciones sexuales, con intervención de miembros de tribus urbanas, dan lugar a una rápida revisión crítica de ciertas lacras que echaron raíces en la sociedad presente, como intereses y corrupciones de la policía, componendas en el mundo universitario, ignorancia de los estudiantes y aumento de la peligrosidad en el asfalto madrileño: "Madrid se ha vuelto una ciudad mortal, peligrosa, el odio se esconde en botas de acero, en chilabas, en las alimañas de todas las monsergas y fundamentalismos y también en los comedores de los manteles de hilo" (pág. 139).

La diosa del pubis azul es, por todo ello, una interesante novela de intriga de fácil y amena lectura para llenar una tarde de verano. El suspense está garantizado en una trama que explota con eficacia motivos desconcertantes como un pubis pintado de añil y condones con sabor a vainilla y que bucea en el fango nocturno de sexo y violencia removido por tribus urbanas, bellas desvergonzadas que juegan con fuego y otras hermosuras de apariencia falsa. Su estructura encuentra el mayor atractivo en el perspectivismo dual de sus narradores complementarios que generan el relato de su investigación como una novela en marcha. Ambos policías, en cuanto personajes, experimentan, además, un gradual acercamiento mutuo que acaba permi-
tiendo al solitario y veterano Pareja reconocer que su bisoña compañera tiene madera de policía, a la vez que Ana, en sus dudas y su fragilidad, aprende a confiar menos en las pruebas aportadas por la ciencia y a valorar más las observaciones nacidas de la experiencia de su colega en este "romance laboral con infidelidades, celos y broncas" (pág. 153).