Image: Neguijón

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Novela

Neguijón

Fernando Iwasaki

21 julio, 2005 02:00

Fernando Iwasaki. Foto: E. Rivero

Alfaguara. Madrid, 2005. 224 pp, 18 e.

El peruano Fernando Iwasaki (1961), que reside desde 1989 en Sevilla, donde dirige la emblemática revista "Renacimiento", ha escrito una novela situada a caballo de los siglos XVI y XVII, entre Sevilla y Lima: España y América. ¿Novela histórica? Sólo en parte. La verdadera clave la descubriremos en sus últimas líneas con una frase cómplice y actual.

"Neguijón es un recorrido imaginario por España y América en los tiempos del Quijote, porque me hacía ilusión sugerir que la mariposa hispanoamericana del realismo mágico alguna vez fue un gusano barroco español". Iwasaki ofrece, al final del volumen, una bibliografía amplia de libros ascéticos, médicos, descripciones del Nuevo Mundo, crónicas, vidas de santos, etc., algunos de ellos raros y curiosos, como se acostumbraba a decir, publicados en el siglo XVI. Los textos mencionados relatan las supercherías científicas del momento. Pero el término que da título a la novela, el "neguijón", formaba parte de los misterios científico-médicos. Con él se aludía al invisible gusano que se suponía destructor de dentaduras y actor de terribles dolores. Las curas bucales, descritas con un detallismo que estremece, corresponden a los tratamientos de la época. Se reproducen láminas de la época con los instrumentos que utilizaban los pre-dentistas. Advertiremos descripciones detalladas de los métodos que aquéllos utilizaron para cortar brazos o piernas, curar enfermedades o cicatrizar heridas que darían hoy al traste con cualquier paciente.

Los personajes y las supersticiones religiosas se confunden entre Sevilla y Lima, los dos espacios narrativos elegidos. Lima abre la narración en una descripción donde no faltan las alusiones corporales y los miedos ancestrales. En la Plaza Mayor descubriremos al librero Linares. Iwasaki hace un guiño a Abelardo Linares, el actual librero sevillano, como descubriremos también algunos otros. Este Linares, de Lima, habría escapado de la cárcel sevillana, pero más tarde pierde el favor de su protector, el Marqués de Montesclaros, quien fue virrey de México y Perú y al que acompañó, junto "al confesor, el cocinero y el sacamuelas" en 1603. El narrador ha elegido a personajes característicos del Barroco hispánico; aunque superando con creces la discreción sobre enfermedades en la novela picaresca clásica. Iwasaki recrea ambientes y situaciones donde se acentúa lo desagradable. Utiliza un estilo barroco, algo quevedesco, y se mueve con facilidad entre la falsa mitología y la religiosidad tenebrosa, siempre vigilada por la Inquisición.

Neguijón es una nouvelle sobre el dolor y la naturaleza humanos, la reconstrucción de una época donde el hombre sufría más que hoy, narrados sin prescindir de un cierto sentido del humor, pesimista y erudito. La tenebrosidad de la novela hace que su lectura no resulte divertida ni busque distraer o ilustrar al lector; debe entenderse como literatura y no como un divertimento a lo best-seller. No resulta, pues, recomendable para espíritus sensibles y exquisitos.