El Zahir
Paulo Coelho
22 septiembre, 2005 02:00Paulo Coelho. Foto: Archivo
Durante la Feria de Frankfurt del 2003, Coelho firmó tantos ejemplares de su novela El alquimista, traducido a cincuenta y tres lenguas, que batió un récord de Guinness. La sentimentalidad a granel vende, a montones.
La novela debió de constituir una sorpresa para la periodista del "Sunday Times" Christina Lamb, corresponsal de guerra, que hace dos años entrevistó al autor en su casa de Tarbes en Francia, y que ahora se reconoce en una doble suya, de nombre Esther, co-protagonizando El Zahir. El protagonista masculino, un doble de Coelho, novelista también de enorme éxito, descubre un buen día que su esposa Esther le ha abandonado y él se echa una amante, Marie. Un día le entra al novelista el zahir o la obsesión de encontrar a su mujer, a la que sigue queriendo. Conoce a un inmigrante de Kazastán, que sabe el paradero de su mujer y las razones de su marcha. El novelista-personaje emprende una odisea en busca de su Penélope, Esther, que consiste esencialmente en un proceso de limpieza personal interna, para poder encontrarse a sí mismo. Su mujer se había marchado de su lado harta de las rutinas de la convivencia, las complicaciones emocionales, que habían eliminado el amor de sus vidas. Algunas páginas describen con agudeza el trasfondo de la rutina emocional del matrimonio, y entiendo que es aquí donde los millones de lectores reciben una chispazo que les engancha en una especie de proceso de ensimismamiento terapeútico. Sin embargo, el texto me resulta redundante y de una simpleza chocante.
Incluso para un libro de entretenimiento, su construcción exhibe diversas grietas, siendo la principal la falta de intriga novelesca. Un recorrido de los bajos fondos parisiénses o el viaje a las estepas de Kazastán, inmenso país asiático, lleno de interesantes contrastes, nunca lleva a conformar una atmósfera auténticamente creíble. En este sentido, La sombra del viento, de Ruiz Zafón, es mucho más complejo y entretenido.
Claro que la literatura de Coelho, de Brown, de Ruiz Zafón, no va dirigida a gentes que viven con los pies en la tierra, sino para quienes creen que la realidad existe envuelta en una capa mágica, que cuando la encuentras, alcanzas un estado de felicidad y de plenitud personal, porque te conectas con el reverso del universo. Unos lectores disfrutarán enormemente leyendo el texto, los otros seguiremos siendo darwinistas irredentos.