Novela

La doble vida de Martin Harris

Didier Van Cauwelaert

23 febrero, 2006 01:00

Didier Van Cauwelaert

Trad. M. Fernández Soto. Alfaguara.2005. 179 páginas, 17 euros

La lectura de esta penúltima novela de Didier van Cauwelaert suscita inmediatamente el recuerdo de otras dos obras rigurosamente coetáneas, El hombre duplicado (2003) de Saramago y La misteriosa llama de la Reina Loana (205) de Umberto Eco.

Si el Nobel portugués nos contaba cómo un Don Nadie descubría espantado la existencia de otro hombre igual a él, el semiólogo italiano desarrolla la historia de un librero anticuario que, habiendo sobrevivido a un severo ataque cardíaco, intenta recuperar la memoria perdida por medio de los documentos recopilados a lo largo de su existencia. La doble vida de Martin Harris nos presenta el caso de un hombre que cuando sale del coma fruto de un accidente se encuentra con que ha sido suplantado por un sosias que ocupa todo el espacio que le pertenecía a él, aparentemente con la complicidad de su propia esposa. Tales coincidencias son las únicas que se dan entre los tres textos. Son las únicas porque, a diferencia de van Cauwelaert, Saramago y Eco hacen literatura.

Hacer literatura significa no sólo un esfuerzo por encerrar en un universo de palabras pertinentes el mundo de los personajes inventados por el novelista sino también el desarrollo en coherencia de los temas que los acontecimientos narrados suscitan. Los que Eco y Saramago inventaron en sus respectivas tramas trascienden en derivas humanísticas o, incluso, metafísicas: la naturaleza de la identidad y el papel que nuestra memoria juega en ella. El novelista francés declina afrontar retos semejantes, y somete su planteamiento a los intereses de un thriller vulgar, incluida una conspiración de los servicios ultrasecretos de los EE.UU. para asesinar a su presidente de visita oficial en París.

Tras la presente novela, van Cauwelaert publicó El evangelio de Jimmy, en la que imagina las consecuencias de un intento de clonación a partir del ADN encontrado en el lienzo de Turín. Su invención ha dado lugar a un libro y un filme dirigido por Yves Boisset. Su título, ¿Van a clonar a Cristo?, es suficientemente expresivo como para que sea necesario glosarlo. Ante las revolucionarias posibilidades abiertas en 1966 por la clonación de la oveja Dolly, sectas norteamericanas como la Second Coming Project están dispuestas hacer realidad la segunda venida de Jesucristo.

Didier van Cauwelaert es un novelista profusamente galardonado, incluso con el Goncourt, y su estatuto en la república literaria francesa es el de un auténtico líder de ventas. Autor de guiones, comedias y tebeos, sus novelas, que salen a la luz a razón de una por año, alcanzan tiradas casi millonarias. En esta ocasión aprovecha ingredientes que alimentan las novelas de difusión masiva: la intriga del thriller, el misterio de las conjuras y complots, cierta dosis de esoterismo y el alibí trapacero de algunos avances científicos. Aquí, por caso, se agradece a varios profesores sus investigaciones sobre el lenguaje de las plantas, los códigos genéticos y las mutaciones transgénicas, o ciertas experiencias parapsicológicas realizadas por el KGB. Precisamente uno de los personajes más implicados en la trama es autor de un libro sobre la "evaluación neuropsicológica de la conciencia nuclear en los trastornos de identidad postcomatosos", pero en esta línea de cientifismo fantástico la palma se la lleva el protagonista, cuya identidad perdida, que al fin se revela falsa, era la de un botánico de Yale estudioso de la inteligencia de las plantas, capaz de aclarar un asesinato cometido en un invernadero llevando a declarar a unas hortensias…

Los absurdos, arbitrariedades e incongruencias que se comenten en esta novela son continuos. Siempre me ha parecido que la masiva aceptación de los voluminosos best-sellers al uso tiene mucho que ver con una variante libresca del llamado "síndrome de Estocolmo". La ofensiva prolijidad de sus páginas hace interminable el secuestro del lector, y aquel efecto resulta, así, inevitable. Por lo mismo confío en que La doble vida de Martin Harris, con su esbelto cuerpo de papel, no sea capaz de hacerse del todo dueña de la voluntad de quienes la lean.