Novela

Los ojos del tiempo. Culpable o El ala de la sombra

Fernando Quiñones

22 junio, 2006 02:00

Fernando Quiñones. Dibujo de Grau Santos

Alianza. Madrid, 2006. 232 páginas, 15 euros

Al morir en 1998, el escritor gaditano Fernando Quiñones dejó varias obras inacabadas o faltas de revisión, entre diversos esbozos y proyectos. Entre ese material figuran las dos novelas cortas que ahora se publican.

Se trata de dos borradores parcialmente manuscritos, con numerosas correcciones y notas que hacen pensar en un estado avanzado de elaboración, falto únicamente de ciertos retoques y ajustes. Nieves Vázquez Recio ha puesto en limpio los textos incorporando, siempre que ha sido posible, las interpolaciones y correcciones manuscritas del autor, con el propósito de ofrecer la versión más cercana posible a lo que hubiera sido el texto definitivo. Algunas notas anuncian modificaciones que no llegaron a realizarse: "Abreviar", "reiterativo", "algo farragoso aún", "mejorar madre", etc. La pulcra edición no puede hacernos olvidar que nos hallamos ante relatos no perfilados, aunque identificables de inmediato porque responden al personalísimo mundo y al estilo del autor.

Los ojos del tiempo es una obra que merecería un desarrollo mayor. Como en Las guerras de nuestros antepasados, de Miguel Delibes, el narrador graba y transcribe diversas conversaciones mantenidas con el Nono, un pescador de la Bahía que ofrece la particularidad de sufrir trances en los que se ve a sí mismo en distintas etapas históricas, como un sujeto sucesivamente muerto y reencarnado -siempre como esclavo o como pescador- desde la época prerromana hasta el siglo de "las pelucas". El narrador subraya repetidamente su estupor ante el prodigioso hecho: "¿Va a ser posible que este hombre, sin saber leer ni escribir, sin haber hablado con nadie de eso, sepa del Templo de Hércules, coincida con Filóstrato y Estrabón y ¡Avieno!?" (p. 84). Esto permite evocar fases diversas de la accidentada historia gaditana, aunque lo más notable del relato es la maestría en la creación del habla coloquial del Nono, todo un despliegue idiomático que hace por sí mismo verosímil al pescador de La Galeta, cuyas visiones -que, en buena lógica, tendrían que haber requerido cierta explicación o mayor desarrollo- pasan a un segundo plano, oscurecidas por la riqueza verbal de su pintoresco discurso.

Culpable o El ala de la sombra es una historia narrada, en un monólogo casi ininterrumpido, por el propio personaje, un alto funcionario ministerial detenido de manera casi kafkiana por un oscuro asunto del que no es culpable, pero que permite, como si con su lectura se fuese descorriendo poco a poco una cortina que ocultaba parte del escenario, atisbar aspectos inquietantes de la extraña obsesión mortuoria que aqueja al personaje y de su compulsiva asistencia a entierros de desconocidos en cualquier ciudad a la que viaja. Escrito sin duda cuando el autor tenía ya la certeza de su próxima muerte, el relato se llena de premoniciones puestas en boca del narrador ("pensar, casi saber, que ya está en el mundo, o va a estarlo pronto, mi otra ala de sombra [...], la del seguro avión anunciador de mi propio final allí donde me encuentre, en casa será", p. 226) que añaden a la historia un especial dramatismo. El lector de Quiñones encontrará aquí materia para meditar acerca de un escritor insuficientemente valorado, excepcionalmente capacitado para recrear con hondura artística el habla viva y los tipos de su tierra natal, que vivió la literatura como pocos y murió con la pluma en la mano.