Novela

David Golder

Irène Némirovski

26 octubre, 2006 02:00

Traducción de J. A. Soriano. Salamandra. Barcelona, 2006. 158 páginas, 11,90 euros

Irène Némirovsky (Kiev, 1903-Auschwitz, 1942) surge de nuevo a través de una hermosa casualidad de la historia, la póstuma publicación de Suite francesa, obra que fue descubierta por sus hijas en un cajón, más de 50 años después de haber sido escrita. El descubrimiento de la obra, nos permite acercarnos a una de las mejores escritoras del siglo XX.

Acogida por la crítica como una obra maestra, David Golder (1929) es la primera novela de Némirovsky. El libro narra el descenso hasta la muerte de David Golder, un banquero millonario cuya fortuna no le ha proporcionado más que enemistades. Forma con su mujer una pareja que se odia, e idolatra a su única hija caprichosa y despilfarradora como su madre. Las dos optarán por la muerte segura de Golder al no confesarle que padece una enfermedad cardiaca que requiere reposo. Al final, se cierra la historia al encontrarse Golder en la proa de un barco con un joven muchacho que le recuerda a sí mismo cuando aún era pobre y viajaba en el mismo barco, para hacer fortuna. ¿Y si se hubiera quedado en el pueblo de dónde procedía? Hundido en la miseria, quizá hubiera sido feliz, piensa el personaje que advierte al joven judío que no se marche a Europa, prediciéndole un futuro igual al suyo.

En la novela adivinamos rasgos autobiográficos como el de pertenecer a una familia millonaria y el de mantener con su madre una relación distante. El eufemismo no va con Némirovsky. Con una narrativa impecable, ataca sin piedad a una sociedad judía y de dinero que se ve retratada con rasgos deformados que rozan el esperpento: "Soifer moriría solo, [...] enterrado en el cementerio más barato de París por una familia que lo odiaba [...] pero a la que dejó una fortuna de más de 30 millones, cumpliendo de ese modo el incomprensible destino de todo buen judío sobre esta tierra" (p. 118). Su trazo expresionista descubre a una escritora de talento que retrata el ansia bestial del hombre por el tener. David Golder nos adelanta los dos temas que recorren el resto de su obra, el destino fatal del judío y el fracaso matrimonial.