Novela

El libro flotante de Caytran Dülphin

Leonardo Valencia

2 noviembre, 2006 01:00

Funambulista. Madrid, 2006. 438 páginas, 18’95 euros

"Nadie lanza nunca un libro al agua. Se lo echa al fuego, se lo aprisiona en una caja, se lo entierra de pie en una biblioteca. Pero nadie lanza jamás un libro al agua. Nadie. Nunca. Jamás." Así comienza la segunda novela del escritor ecuatoriano afincado en Barcelona Leonardo Valencia (Guayaquil, 1969), instantes antes de que veamos cómo su protagonista lanza el último ejemplar de Estuario, obra del enigmático Caytran Dülphin, a las aguas de un lago italiano. Un lago en torno al cual viven un ramillete de personajes excéntricos que no son más que ecos de grandes escritores o personajes de ficción -Jabès, Rilke, el Barnabooth de Larbaud…- y que sirven al autor para dejar sentadas las bases de lo que pretende: homenajear a algunos de sus referentes y plantear un juego metaliterario plagado de guiños. Tan acusado es el carácter lúdico de esta obra que el autor, con la colaboración del creativo digital y poeta Eugenio Tisselli, propone a los lectores continuarlo en una página web (www.libroflotante.net/autores.htm).

La historia está plagada de detalles autobiográficos: ocurre entre una Guayaquil inundada que parece irse convirtiendo poco a poco en la Atlántida y los alrededores del lago Albano, en Italia. No es casual que se trate de dos de los escenarios fundamentales de la biografía del autor. Tampoco lo es que Valencia se entrometa en la trama como un personaje más: en realidad, los límites entre lo real y lo ficticio son tan finos que llegamos a creer que desaparecen. Los saltos temporales son constantes, igual que la variedad de escenarios y la alternancia de recursos estilísticos. Ya se habrá dado cuenta el lector que se halla ante un libro poco frecuente, pues Valencia no persigue la satisfacción del gran público, sino el entusiasmo de unos pocos.