Image: Corazón de tango

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Novela

Corazón de tango

Elia Barceló

29 marzo, 2007 02:00

Elia Barceló. Foto: Stefanie Graul

451 Editores. Madrid, 2007. 184 páginas, 19 euros

Elia Barceló (Elda, Alicante, 1957), autora de una media docena de novelas y varios libros de literatura juvenil, persigue atrapar en Corazón de tango el encanto y poder de seducción de la música y el baile destacados en el título de esta novela colmada de interés por sus logros en el arte de sugerir. Está compuesta de cinco capítulos formados por secuencias breves con la narración alternante de los personajes principales. En esto radica su mayor acierto constructivo: en el perspectivismo múltiple, que permite abordar la esencial inaprehensibilidad de la magia y el misterio de la atracción amorosa, sublimada en la música y el baile, y en la fértil búsqueda de la sugerencia por medio de la musicalidad de su prosa, la fragmentación del discurso y la elipsis de lo superfluo.

Esta organización constructiva, trazada con habilidad y eficacia, me-rece ser analizada con más detenimiento. En el capítulo 1 un hombre queda embrujado en la noche de Innsbruck por el tango bailado con una misteriosa mujer que sólo le deja su nombre (Natalia) y dirección en La Boca de Buenos Aires, adonde él acudirá tan pronto como pueda. En perfecta simetría con el primer capítulo, el tercero reproduce una situa-ción parecida pero a la inversa, complementaria: en la noche de otra ciudad centroeuropea, Landsberg, una mujer queda fascinada por el mágico baile con un desconocido del cual sólo sabrá su nombre (Diego) y dirección en Buenos Aires, adonde ella viajará. Esta simetría cons-tructiva de los capítulos 1 y 3, con sendos narradores en primera perso-na, se prolonga en los capítulos 2 y 4. El segundo se desarrolla por me-dio de la narración alternante, también en primera persona, de dos emigrantes porteños, Natalia, joven enganchada al encanto del tango, y Diego, joven periodista y tanguero en salones y cafés de la capital argentina. Esta alternancia de narradores se mantiene en el capítulo 4, ampliada con una perspectiva más, la de Berstein, El Rojo, marino de origen alemán que no sabe bailar y con el que Natalia se casa. Como era esperable, se consuma el estallido de pasiones en un desenlace trágico.

En el capítulo 5 las líneas de simetría convergen en un final abierto y lleno de misterio, fantástico en la más genuina herencia de Cortázar, cuyo magisterio reconoce la autora en la lista de agradecimientos in-cluida al final de su novela. La dramática historia protagonizada por Diego y Natalia, que tuvo lugar allá por 1920, siempre alimentada por la irresistible atracción del tango, parece reencarnarse en el siglo XXI en Rodrigo y Milena, otra pareja procedente de las mismas ciudades centroeuropeas, cautivados en su repentina atracción recíproca y en-
vueltos en la magia del tango, que los llevará hasta La Boca de Buenos Aires. Así el inefable espíritu del tango, antes representado por Diego y Natalia, sigue levantando pasiones y enigmas en su perdurable renova-ción entre la fantasía y el misterio.

Perspectivismo múltiple y contrapunto, combinados con la fragmentación del texto y la elipsis, son procedimientos que contribuyen a la suspensión hábilmente graduada gracias a una eficaz distribución de materiales seleccionados en la narración. Con ello se producen momentos de verdadera tensión climática, como se ve al final del capítulo 4, antes de que las pasiones estallen en sangre y muerte. La complementariedad de los capítulos en composición simétrica resulta favorecida por la reiteración de los mismos motivos de azar, tango, pasión, clavel rojo, tarjeta y viaje a La Boca, pero evocados desde perspectivas diferentes. La ambientación bonaerense tiene su reflejo en el lenguaje, con bien dosificadas muestras del castellano porteño. Y el estilo es aquí un excelente vehículo de la atmósfera de misterio y magia irradiados por el espíritu del tango en una prosa musical, llena de matices y sensaciones, de colores, olores, sonidos y sugerencias, que pueden ilustrarse con esta imagen (digna de García Lorca) de la pasión amorosa en labios de una mujer: "Como fuego líquido que te moja y te resbala por dentro, como si te arrastraran caballos salvajes sin que lo pudieras evitar" (pág. 35).