Image: Hannibal, el origen del mal

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Novela

Hannibal, el origen del mal

Thomas Harris

3 mayo, 2007 02:00

Fotograma de Hannibal, el origen del mal

Trad. Verónica Canales. Mondadori. Barcelona, 2007. 317 páginas, 19’90 euros

Tras el éxito obtenido en la primera entrega protagonizada por Hannibal Lecter, El silencio de los corderos, publicada en 1988 y estrenada como película en 1991 (cosechó cinco óscars), este personaje se ha convertido en un icono literario y cinematográfico, paradigma de la fascinación de lo maldito, rompedor de tabúes, sinónimo de la crueldad inteligente. Tanto la novela como la película son la secuela del libro Red Dragon (1981), que fue filmada bajo el nombre de Manhunter, y que incluye a Lecter como un personaje secundario. Tras el impacto internacional cosechado, Harris publicó en 1999 una continuación, Hannibal, realizándose el filme en 2001, peor recibido por la crítica, aunque fue otro bombazo de taquilla.

Nos encontramos en esta tercera publicación con la "precuela" de lo anteriormente narrado, con los orígenes de nuestro protagonista: su infancia feliz en el castillo familiar de Lituania, llamada Ostland por los nazis invasores, y considerada colonia alemana de segunda fila. Pero pronto la guerra relámpago planeada por Hitler rompe con ese ambiente de belleza y cultura. El joven Hannibal y su pequeña hermana Mischa, junto a sus padres y el servicio del castillo, se esconden en un refugio de caza en medio del bosque. Pero la tragedia arrasará con todo. Como afirma el preceptor de ese Hannibal niño, "recordar no es siempre una bendición". Pero el chico demuestra una curiosidad y una inteligencia fuera de lo común, y querrá construir ese palacio de la memoria donde almacenar todo.

En la oscuridad de la mente, devastada por el mal, el tiempo socava los sentimientos que humanizan a los seres. Al ser despojados de sus mundos, las criaturas tienen que construirse uno nuevo, pero hay veces que el dolor y la aberración hacen que funcionen varias líneas de pensamiento, que debilitan el perfil de lo éticamente humano. "La mente recuerda lo que puede permitirse y a su propio ritmo. Recordará "cuando pueda soportarlo" (p. 86). Pero Hannibal se mueve por la venganza, no podrá olvidar lo vivido. Es localizado en un orfanato soviético por su tío, quien lo rescata para llevárselo a vivir a París, junto a su esposa japonesa, Lady Murasaki.

El talento natural de nuestro protagonista se irá desarrollando, vuelve a una atmósfera de equilibrio y bienestar, ingresa en la Facultad de Medicina en París, convirtiéndose en un aventajado alumno, pero sus pesadillas le acosan y van prefigurando el ser en el cual se va a convertir. Es meritoria la forma en que Harris va desgranando la información sobre los sucesos terribles que vive Hannibal, y cómo la intriga crece a medida que somos testigos de la transformación de ese joven atormentado por la desgracia.

Con precisión de cirujano, Harris abre su palabra diseccionadora, analítica y eficaz, creando una atmósfera de suspense que atrapa al lector y le conduce por las estancias del palacio de la mente de un ser terrible, pero sin caer en el efectismo ni en el recurso del terror facilón.