Jorge Molist. Foto: Julián Jaén

El mundo de los trovadores en la Occitania del siglo XIII fue un universo de esplendor, una Edad de Oro en medio de una Europa convulsa, de una cristiandad dividida por las herejías y los intereses papales, de unos reinos en lucha cuya memoria se perpetúa en la poesía de los trovadores, en la lírica goliardesca y en los cantares de gesta. Bruna de Béziers, la protagonista de esta historia, encarna el objeto del amor cortés. Esta joven dama, enamorada de Hugo, un misterioso trovador procedente de la corte de Aragón, verá cómo se derrumba su mundo con la cruzada que devastará Occitania. La historia arranca en 1208, cuando es robado y asesinado un legado papal que transporta hasta Roma un terrible secreto denominado "la herencia del diablo", unos legajos que amenazan el poder de Inocencio III y, por lo tanto, de la Iglesia. El conde Raimon VI de Tolosa es acusado de estos delitos. El Papa lo excomulga y declara la cruzada que servirá de fondo a nuestra historia. En París, el joven Guillermo de Montmorency, segundón de una noble familia que estudia teología y ambiciona llegar a obispo, es obligado por el nuevo legado a rescatar los documentos y a terminar con la vida de Bruna.

Novela sentimental y de aventuras, de misterio y de caballerías, Molist recrea con conocida habilidad un tiempo pretérito, protagonizado por unos seres que pertenecen a una tradición literaria larga y fructífera. En efecto, desde la práctica del amor cortés, el fin’amors y el joy en las cortes medievales, hasta la leyenda del Grial, que ya había escrito Chrétien de Troyes en su Perceval el galés o el cuento del Grial hacia 1160 , el tema ha fascinado durante siglos. Con una base documental sobresaliente, la historia de Molist se cruza de realidad y de personajes fantásticos, y se sitúa en 1209, cuando comienza la persecución bélica a los herejes de las poblaciones de Occitania, a los que hoy conocemos como cátaros. El Cantar de la cruzada contra los albigenses relata estos hechos, y su primera parte fue escrita por un clérigo navarro, Guillermo de Tudela, contemporáneo a la contienda. El escenario histórico utilizado por Molist se inspira en lo narrado por este poema hasta la copla 47, aproximadamente.

Nos encontramos así con los "topoi" más fascinantes de estos géneros: las rivalidades amorosas y los lances poéticos, las batallas, la mujer disfrazada de hombre, traiciones y conversiones, todo un sistema medieval muy bien hilado con una historia sugerente, de acción y aventuras, que hará las delicias del lector. La ordenación doctrinal de este sistema erótico-sentimental se realiza en De Amore de Andrea Cappellano (1185), y está plasmado con habilidad por Molist, en lo que supone una revolución en las relaciones interpersonales de ambos sexos, y en la dignificación de la mujer, hasta entonces relegada a valoraciones negativas. Sorprendente hasta el final, la trama nos lleva a un mundo sentimental, autónomo en su dinamismo, aristocrático e idealizante, que nos retrotrae de manera sutil, pero vigorosa, a una época durante siglos rememorada.