Novela

La divisa en la torre

Antonio Pereira

25 octubre, 2007 02:00

Antonio Pereira. Foto: Archivo

Alianza. Madrid, 2007. 256 páginas. 17 euros

Antonio Pereira (Villafranca del Bierzo, León, 1923) ocupa un lugar de privilegio entre los mejores cuentistas españoles de los últimos años. Alguna vez ha contado el escritor leonés que de pequeño quería llegar a ser el conductor del autobús de su pueblo. Sin duda por esa innata afición a oír y contar historias, aquella temprana inclinación del niño berciano se parece mucho a la que durante largos años de vida literaria le ha hecho preferir al autor en sus viajes los recorridos en trenes con parada en varias estaciones para poder saborear las historias verdaderas o imaginadas de tantos pasajeros que vienen y van. Algo así pasa con las narraciones incluidas en su último libro. Son cincuenta y ocho relatos en los que se descubren muchos aspectos autobiográficos fundidos con otros procedentes del mundo imaginario del escritor y su gusto por contar y oír lo que otros cuentan. "Me gusta contar" es el título de una selección de relatos de Pereira que también podría valer para estos cuentos en cuyo título se destaca el del primero, "La divisa en la torre", por cierto, uno de los mejores por su aroma de lo viejo y misterioso entre la vida y la muerte ambientado en el noble pazo de Fefiñanes en Cambados.

El narrador de estos cuentos es una figura de edad cambiante que recrea episodios de diferentes épocas de la vida del autor, cuando encauzaba sus primeros pasos llevado por su vocación literaria de poeta y cuentista, con experiencias a menudo recordadas desde un presente del escritor ya reconocido y consagrado en el arte de la narración breve. Resulta muy fácil rastrear anécdotas autobiográficas vividas por Pereira a lo largo de su vida y recreadas ahora por el escritor en textos bien elaborados en su forma narrativa. Ya no sería tan fácil discernir lo que de verdad ocurrió y aquello que corresponde a la literaturización debida a la memoria del escritor fermentada por su imaginación. Mas poco importa. Sostiene Pereira, en el antetexto de su invención que preside su libro, que "todo lo que el cuentista vive o imagina tiene vocación de cuento". Y así es, vividos o imaginados, reales o pasados por el filtro embellecedor de la memoria y la imaginación fabuladora, estos relatos llevan el sello inconfundible del cuentista leonés con sus mejores galas.

Algunos recrean historias del territorio característico del autor de Las ciudades de Poniente. Son episodios amasados con experiencias bercianas o leonesas, con algunas incursiones por Asturias y la Galicia de Valle-Inclán y de álvaro Cunqueiro, territorios muy visitados en la narrativa pereiriana. Otros proceden de su experiencia en Madrid, lugar de residencia del autor, y sus apariciones en lugares emblemáticos de su vida literaria como, por ejemplo, el Ateneo o el Café Gijón. Con frecuencia se cuentan viajes del escritor con motivo de sus intervenciones en actos literarios en múltiples lugares de España, Europa (de Helsinki a Palermo), áfrica (Tánger) y América (Argentina y Brasil). En muchos se recrean viajes y encuentros con otros escritores amigos o leídos, o ambas cosas, como Victoriano Crémer, Antonio Gamoneda y Juan Carlos Mestre, por empezar con sus paisanos, a los que aun cabe añadir el encuentro con Amancio Prada en Lisboa, y Robert Louis Stevenson, Goethe, Jorge Amado, Jorge Luis Borges, Vicente Aleixandre, Camilo José Cela, entre otras figuras de la literatura universal.
En todos ellos asoman la ironía, el humor, la gracia y la oralidad que han enriquecido siempre la literatura del autor y su probada capacidad para sugerir en el arte de contar. Si éste no me parece su mejor libro, literariamente, sí es, en cambio, uno de los más interesantes para acercarnos a sus años de aprendizaje, a sus lecturas y afinidades personales y literarias, a su talento para decir callando y a su genuina retranca o sorna de hombre sabio que sabe divertirse divirtiendo con estas "verídicas historias" (pág. 113) nacidas del mismo barro que inspiró al portugués Miguel Torga y a nuestro álvaro Cunqueiro algunos de sus inolvidables textos memoriales. Entre los de Antonio Pereira descubrimos, además, auténticos microrrelatos, como "Pastoral", "Seis palabras en 4 pesetas", "Postal en Ibiza" y "Sacramento santo", con parecido maridaje de realidad y ficción que los más extensos.