Image: La aldea muerta

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Novela

La aldea muerta

Xurxo Borrazás

1 noviembre, 2007 01:00

Xurxo Borrazás. Foto: Ana Canzobre

Caballo de Troya. Madrid, 2007. 192 páginas, 12’50 euros

La narrativa en lengua gallega, presidida por un clásico en vida como Méndez Ferrín y representada por escritores como Manuel Rivas y Suso de Toro, sigue su curso con las aportaciones de otros autores más jóvenes, alguno de los cuales cuenta ya con una obra literaria importante. A ellos se añade Xurxo Borrazás (Carballo, Coruña, 1963), ganador del premio de la crítica española con Criminal (1994) y autor de Ser ou non (2004), que ahora se publica en correcta traducción castellana bajo el título de La aldea muerta.

Esta novela desarrolla una historia entre la realidad y la ficción para terminar centrándose en su propio discurso narrativo y las dudas acerca de cómo contar lo que acabamos de leer. Su narrador y protagonista es un escritor que ha ganado un premio literario muy importante y, antes de afrontar la gira de promoción de su libro, se retira a una aldea aislada y abandonada en los montes entre Galicia, León y Asturias. El lugar se llama la Peña y está en los Ancares, aunque no aparece en los mapas comunes. Allí este escritor laureado contra todo pronóstico afronta en soledad su propio vacío y desorientación existencial. Y lo hace con buenas dosis de cinismo, considerándose un "vitalista de vida gris" (pág. 14).

Su viaje hacia la soledad recuer-da el comienzo, tan imitado, de Pedro Páramo. éstas son sus primeras palabras: "Vine a la Peña porque me dijeron que no habría nadie" (pág. 7). Pero no era verdad. Pues este Robinson galaico, tras unos cuatro días de divagaciones solipsistas, se encuentra con una mujer que sólo había salido de aquellos parajes para ir alguna vez a las ferias de Navia. Y a partir del encuentro (pág. 51) entre el escritor de 33 años y la anciana de 74, viuda desde hace más de medio siglo, la novela experimenta un cambio radical para centrarse en su relación amorosa. Así lo que había empezado como un exorcismo narcisista acaba desafiando las reglas de la verosimilitud chapuzándose de lleno en una relación íntima nada convencional. Y el autor logra salir airoso de su reto. Pues la relación sexual entre amantes tan desiguales queda naturalizada por suficientes elementos que le dan verosimilitud, como su ambientación en un espacio montaraz, aislado y ajeno a toda convención social, las historias primitivas que por allí se cuentan y la neurosis del narrador y protagonista, que buscando la soledad acaba enredado en una insólita experiencia entre el amor y la muerte.

A la vez que la historia central se abordan temas como el abandono del campo, la situación del escritor gallego en castellano, la concepción doliente de la creación literaria y los problemas de la escritura misma de esta novela.