Image: El ardor de la sangre

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Novela

El ardor de la sangre

Irène NemIrovsky

22 noviembre, 2007 01:00

Irène NemIrovsky. Foto: Archivo

Traducción de J. A. Soriano. Salamandra. Barcelona, 2007. 158 páginas, 12’50 euros.

La publicación de una novela de Irène Némirovsky resulta siempre un verdadero acontecimiento. Cada libro es como un regalo para nuestra sociedad a quien le van ofreciendo, cada año, inéditos de una de las grandes escritoras del siglo XX. Después de la publicación en el año 2004 de Suite francesa, novela autobiográfica sobre la ocupación alemana, galardonada con el premio Renaudot, los inéditos de la autora se publican, alcanzando éxitos de ventas en todos los países. Nacida en Kiev, en 1903 y fallecida en Auschwitz el 17 de agosto de 1942, provenía de una familia judía de banqueros afincados en París tras la Revolución rusa. Al ser deportada al campo de concentración, sus hijas guardaron sus manuscritos en una maleta durante más de sesenta años.

Hasta hace poco, la familia solo poseía del relato El ardor de la sangre un texto incompleto. En 2005 se encontró la segunda parte en los archivos franceses del centro del INEM (Instituto de Memorias de la Edición Contemporánea). Escrito en Issy-L’évêque en 1941, pertenece al legado póstumo de la escritora. Cuenta la historia del viejo Silvio, patriarca de una familia francesa adinerada de provincias que vuelve a su pueblo natal y narra la historia de sus primos. Hélène y François érard están a punto de casar a su hija con un hombre mayor que le proporcionará "tranquilidad", sin contar con su verdadera pasión que acabará por traer el drama a la familia. Una noche, la extraña muerte del marido ahogado en el río destapará la auténtica personalidad de los personajes. Desde el comienzo, la escritora elige un tono melodioso e intimista que sumerge al lector en una atmósfera de aburrimiento típica de los pueblos. El extraordinario talento de la escritora se reconoce en su agudo sentido de la observación del ser humano. En el relato se esconde la mentira, la hipocresía, la perversidad, y son los personajes que parecen más sinceros los que acabaran comportándose de forma menos honesta. Irène Némirovsky investiga el mundo de las pasiones y la duplicidad del hombre.

El ardor de la sangre no me parece el texto más representativo de la autora. En una nota final, sus biógrafos explican que probablemente fue escrito de un tirón y por dinero. Pero no por ello deja de ser un relato con un estilo admirable sobre el amor pasional que, cuando se manifiesta en el ser humano, resulta incontrolable: "En definitiva, todos nos parecemos, mucho o poco, a las ramas que arden en mi chimenea y se retuercen al antojo de las llamas (pág. 64)".