Image: Rant: la vida de un asesino

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Novela

Rant: la vida de un asesino

Chuck Palahniuk

3 enero, 2008 01:00

Palahniuk, con una admiradora. Foto: Promenade blog

Traducción de Javier Calvo. Mondadori. Barcelona, 2007. 316 páginas, 24 euros

Un año más, termina 2007 y arranca 2008 con una nueva novela del siempre polémico Chuck Palahniuk (Pasco, Washington, 1962), un autor que provoca con cada obra el mismo número de alabanzas y de desprecios. No es un autor que me apasione, pero incluso sus más furibundos detractores deben reconocer que su imaginación parece no tener límites. En Fantasmas, su última entrega hasta este Rant, enclaustraba a un grupo de aspirantes a escritor en un viejo teatro para escribir una obra maestra; en Rant: La vida de un asesino el flirteo con la muerte es constante.

El protagonista es un complicado joven que se dedica, entre otras cosas, a diseminar enfermedades de las que se ha contagiado voluntariamente. No es de extrañar, por ello, que el sheriff Bacon, "enemigo de la infancia" del protagonista, declare desde las primeras páginas de la novela que "ya en la escuela primaria Rant Casey estaba buscando que lo mataran de alguna forma" (pág. 30). Para otros, como su maestra Mary Cane, Rant era "un joven excepcional" (pág. 36). Y es a través de los testimonios y las declaraciones de quienes lo conocieron como conocemos la atípica vida de Buster Landru Casey, alias "Rant" Casey, quien introducía la mano o la cara en los agujeros abiertos en la tierra esperando sufrir un aguijón para sentirse vivo.

También para sentirse vivo, y ya viviendo en la gran ciudad, se unió a un grupo de "choquejuerguistas", jóvenes que se divierten jugándose la vida empotrando sus coches contra el de otros competidores. Así arranca la novela: Rant murió durante una de esas diabólicas partidas, y ahora sus amigos lo recuerdan. La historia se va construyendo mediante una suerte de breves flashes narrativos, de sketches o manifestaciones, en el más puro estilo de la tradición oral, de quienes conocieron a Rant, el supuesto autor de la obra. Como su amigo de la infancia Danny Perry, todos ellos reconocen que "ser amigo de Rant Casey era estar siempre a prueba", (pág. 106). La mayoría de los personajes se dividen en Diurnos y Nocturnos, que representarían en cierta forma a los "buenos" y los "malos". La sátira social se desarollará según estos patrones previamente establecidos.

Algunas de las actuaciones de Rant recuerdan al psicópata Patrick Bateman de American Psyco. Sin embargo, las diferencias entre ambos son abismales; no sólo en cuanto a su caracterización como personajes, sino en la estructuración argumental. La ausencia de la propia voz, de la propia visión de Rant, a diferencia de Bateman, le priva del posmodernista componente épico. Especialmente difícil de comprender me ha resultado el inesperado vuelco final, con claras evocaciones a la ciencia ficción. Algunos de estos delirantes jóvenes "pueden hacer flashbacks en el tiempo y retocar los acontecimientos" (pág. 284). Aunque resulte difícil de entender al menos al principio, sirve para que comprendamos algunas de las informaciones ofrecidas en la primera parte de la novela. Tal vez se trate de un cierto exceso en la desbordante -o desbordada- imaginación de Palahniuk. Una capacidad de inventiva que alcanza sus mejores momentos en los pasajes donde se narran las aventuras de los "choquejuerguistas". El juego está perfectamente organizado, cada coche tiene su propio equipo de cuatro jugadores, todos ataviados con el traje propio de una boda y el vehiculo identificado como el de unos recién casados. Y a buscar el contrincante, eso sí, teniendo cuidado de los "tiburones", es decir, de aquellos jugadores que no han logrado reunir un equipo y actúan de forma independiente. Los vencedores son los que continúan vivos tras la partida.

También resultan encomiables algunas escenas de humor. Se trata de ese humor ácido y corrosivo tan propio de Palahniuk. En una de las escenas, la amiga íntima de Rant se lamenta por haber cogido a una jugadora timorata y principiante. Tras el juego, el coche queda seriamente dañado, pero lo que de verdad importa a Echo es que la novata se orinó de miedo en el asiento. ¿Desagradable? ¿grotesco? ¿puro esperpento, en medio de tanta muerte? Sólo Palahniuk en estado puro.