Image: A vuestros cuerpos dispersos

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Novela

A vuestros cuerpos dispersos

Philip José Farmer

31 enero, 2008 01:00

Philip José Farmer. Foto: Jonas Ramanauskas

La Factoría de Ideas. Madrid, 2007. 320 pp., 19’95 e.

La recreación de mitos clásicos ha sido una constante de la literatura fantástica desde mucho antes de que Mary Shelley lograra la pieza maestra del género con Frankenstein o el moderno Prometeo. En nuestro siglo, y dentro del campo estricto de la ciencia-ficción, Stanislaw Lem logró otro de los monumentos más perdurables de la imaginación humana con Solaris, un diamante de múltiples facetas, una de las cuales proponía una audaz, melancólica y perturbadora lectura de la leyenda de Orfeo y Eurídice.

En 1971, Philip José Farmer (North Terre Haute, Indiana, 1918) logró uno de los éxitos más memorable de su carrera con A vuestros cuerpos dispersos, un libro de aventuras en clave de fantasía científica que combina por un lado el mito cristiano de la resurrección de los cuerpos con la historia de Jasón y los Argonautas. Muertos de diversas razas, de diversas naciones y de diversas épocas reaparecen desnudos en una especie de bosque edénico a las orillas de un río inmenso. Pronto descubren que toda la Humanidad, desde la prehistoria hasta la catástrofe que acabó con los hombres a comienzos del siglo XXI, se extiende a lo largo de las orillas de ese interminable río. Todos, salvo los niños, resucitan en plena juventud, con su cargamento de recuerdos, pasiones y sueños. El río no es el Leteo, sino el mar turbulento de la Odisea o quizá el Nilo. Comida, bebida, tabaco y otros productos surgen, como por arte de magia, a través de un extraño mecanismo oculto en unas piedras. Pronto, a pesar de encontrarse en una versión más que aceptable del paraíso, la Humanidad vuelve a las andadas y se organiza en facciones de vándalos. Empiezan a repetirse, como una pesadilla, las peleas, los asesinatos, las violaciones, las masacres.

Un verdadero alarde imaginativo sostiene las primeras páginas de la novela, desde el momento en que el protagonista pronuncia sus últimas palabras y expira, hasta que amanece en una réplica del valle de Josafat después de ver, en un descuido imperdonable del demiurgo, los cuerpos de los muertos girando en una especie de "asador de pollos". Con todo, el gran hallazgo de la novela es su personaje principal: Farmer resucita nada menos que a Richard Francis Burton, el gran explorador británico que en vida peregrinó a La Meca y buscó las fuentes del Nilo. Viajero, poeta, militar, lingöista, estudioso de las religiones y de prácticas sexuales exóticas, Burton se siente atraído inmediatamente por el misterio de ese mundo donde la Humanidad ha vuelto a la vida. Para despejarlo, decide liderar de inmediato (en un viaje semejante al que hizo junto con Speke en el corazón de áfrica) un grupo que navegue hasta el nacimiento del tenebroso río.

Las aventuras se suceden a partir de entonces a un ritmo vertiginoso en el que ese vasto experimento sociológico de la resurrección muestra las taras ineludibles de la raza humana. Philip José Farmer aprovecha las bazas que le da la trama para mostrar las incongruencias de la educación y la cultura en un universo donde conviven simultáneamente todas las edades de la Tierra. En el grupo de Burton conviven, entre otros anacronismos, un neanderthal, una señora victoriana, un guerrero medieval y un biógrafo del propio Burton. La esclavitud vuelve a reinar entre los hombres, como en los días oscuros en que atravesaba áfrica en busca de las fuentes del Nilo.

Uno de los dos mercaderes de esclavos con los que se tropiezan se llama Tulio Hostilio, el legendario rey de Roma, el otro, Hermann Goering. El problema de un argumento tan atractivo son las ramificaciones que acechan a cada recodo del río. Farmer no supo resistirse a la tentación de perderse en sagas y genealogías, y las trescientas páginas de la novela apenas le dan tiempo para esbozar los primeros compases de la aventura. La narración, claramente inacabada, se prolongaría a lo largo de una década en cuatro tomos más que formarían la pentalogía de "Mundo Río". Ya decía Oscar Wilde que el secreto de ser aburrido consiste en contarlo todo.

últimas noticias sobre Marte, Roma y el futuro de La Tierra

2008 concluye su primer mes y las novedades de ciencia ficción comienzan a llegar a las librerías. Minotauro recupera en gran formato Marte rojo, primera parte de la aclamada y excepcionalmente documentada trilogía de Kin Stanley Robinson, y Emperador, una extraña ucronía histórica situada en el Imperio romano donde nada es lo que parece. La colección Nova de Ediciones B se atreve con una novela en español en un panorama esencialmente anglófilo. Pero es que Domingo Santos es uno de los primeros autores patrios y el principal impulsor del género en nuestro país, y El día del dragón, que narra una espectacular conjura futurista, uno de sus mejores libros. Edhasa, por último, continúa con la reedición de las obras clásicas de la gran maestra úrsula K. Leguin. En esta ocasión es el turno de Planeta del exilio, la historia de una colonia humana en un lejano mundo cuyos habitantes se ven obligados a trabar relaciones con los nativos extraterrestres ante una nueva amenaza común. D. A.