Image: Entre mareas

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Novela

Entre mareas

Joseph Conrad

20 marzo, 2008 01:00

Joseph Conrad. Foto: Archivo

Traducción de Sonia y Gloria Ayerra. El olivo azul. Sevilla, 2008. 271 páginas. 18 euros

Comentando este libro Joseph Conrad (Berdyczów, Ucrania, 1857-Londres, Gran Bretaña, 1924) dijo algo que bien puede considerarse una definición de la novela moderna, y de su narrativa en particular. Varios reseñistas le habían criticado el romanticismo de la primera de las cuatro novelitas de que consta el volumen, "El hacendado de Malata". El autor aceptó el cargo, puntualizando, eso sí, que el suyo era un romanticismo de sentimiento, su manera apasionada de experimentar la vida, y que nada tenía que ver con el romanticismo de la literatura imaginativa, con sus escenarios llenos de ruinas y de edad media. Añadió luego una matización esencial, que ese romanticismo de ánimo no era malo cuando iba unido con el sentido de responsabilidad moral y asentado en los hechos de la vida. Y cerró estas reflexiones con una frase definitoria, que parafraseo: mi punto de vista narrativo posee un calor interior romántico que baña a la realidad representada en el texto.

La condición de maestro de la novela del siglo XX se la debe Conrad a su modo de representar los movimientos internos del espíritu humano en el texto, que aparece acompañado por una fuerte autoconciencia del arte de contar y por estrictas exigencias de escritura. Curiosamente, tenía una manera de componer bastante peculiar. No empezaba trazando un plan completo de la obra, al contrario, se ponía manos a la escritura sin idea previa de hasta dónde llegaría. Muchos de sus cuentos y novelitas -últimamente se han editado en España Situación límite (Navona), Azar y El rescate (ambas en Montesinos)- nacieron a impulsos de la inspiración y a las veinte páginas hallan ya su final; en otros casos, el argumento alza el vuelo y llega a convertirse en una novela larga. Precisamente la mejor historia de este tomo, y la más conocida, El hacendado de Malata, se le ocurrió mientras redactaba su novela Victoria (1915). Hizo una pausa, escribió el texto, y siguió con la dejada a medias.

Es muy posible que la interrupción estuviera relacionada con inquietudes pecuniarias. Por entonces, cuando Conrad doblaba el cabo de la mitad de cincuentena, andaba ansioso por el reconocimiento público, y con un ojo puesto en los cineastas de Hollywood. Sus mejores novelas, El corazón de las tinieblas (1899), Lord Jim (1900) o Nostromo (1904), pertenecían al pasado, y quizá el dramatismo y el retorno en "El hacendado de Malaca" a los escenarios novelescos exóticos jugaba un papel esencial en su deseo de complacer a los directivos de los estudios cinematográficos.

Estas cuatro novelas cortas o relatos largos -Conrad nunca estuvo muy claro respecto a su denominación- ofrecen al lector historias en estado puro. Encontramos en ellas un misterio que al final se aclara, y un hombre malo, aunque su maldad proviene de desafortunadas circunstancias personales. La resolución del misterio constituye el centro de la historia, mientras el contarnos cómo los personajes llegaron a encontrarse en esa situación supone la pulpa narrativa de la misma.

"El socio", la segunda del tomo, relata la historia de unos hermanos dedicados al comercio. Mientras uno se queda en tierra al cargo de los negocios, el otro navega con el barco familiar llevando las mercancías de aquí para allá. Cuando las finanzas se deterioran, aparece un personaje que le ofrece al hermano comercian-te una posible solución, hundir el barco, pues más vale el seguro que los rendimientos que se obtienen del navío. Aparece el hombre apropiado para llevar a cabo el delito… Lo mejor del texto es cómo Conrad perfila a los diversos personajes, al hermano comerciante y su mala conciencia, al hermano capitán de barco, idealista, feliz de viajar por esos mares… Las cosas, por supuesto, se trastornan y la muerte escribe un trágico final distinto al esperado por los personajes.

La tercera novelita, "La posada de las dos brujas", un hallazgo, ocurre en Asturias, donde unas mujeres mantienen una casa en donde los huéspedes pierden la vida mientras duermen, porque la avaricia de las brujas las hace codiciar los botones dorados de las guerreras marineras.

"El hacendado de Malata" es, sin duda, la mejor de las cuatro historias, porque el protagonista Greoffrey Renouard resulta un personaje de Joseph Conrad, un hombre desgraciado porque ama a una mujer que quiere a otro.