Image: La metáfora inacabada

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Novela

La metáfora inacabada

Antonio Prieto

9 octubre, 2008 02:00

Antonio Prieto. Foto: Olga Labrador

Seix Barral, 2008. 224 páginas, 18’50 euros

Antonio Prieto (Granada, 1930) es un lujo de las letras españolas en su triple faceta de profesor, estudioso de la literatura y novelista. Como investigador y ensayista ha dado a la luz varios libros, sobre todo acerca de la literatura renacentista, de los cuales hemos aprendido mucho varias generaciones de universitarios. En su condición de novelista lleva ya varias décadas construyendo una dilatada trayectoria narrativa con una veintena de novelas, desde que ganó el Planeta con Tres pisadas de hombre (1955) hasta las recientes Una y todas las guerras (2003), con la que obtuvo por segunda vez el Premio Andalucía de la Crítica, e Invención para una duda (2006). Son, pues, más de cincuenta años en una fecunda carrera que ahora se enriquece con La metáfora inacabada, en la que insiste en su concepción intelectual y simbólica de la novela.

La obra desarrolla un argumento sencillo, muy sugerente en su complejo simbolismo. Un ejecutivo de mediana edad, cuando hace ya veinte años desde que abandonó su lugar natal, regresa al pueblo de la costa mediterránea donde transcurrió su infancia, en busca de soledad y refugio en los que poder superar el fracaso de su vida tras un matrimonio roto e intentar encontrarse a sí mismo. Aislado en una casa maltrecha del pueblo, pasea por la playa en busca de sus recuerdos y de su infancia perdida. Pero ya no quedan restos de su pasado, pues ni siquiera encuentra la casa donde nació debido a que el pueblo ha cambiado mucho con la especulación urbanística. Sin embargo, algunos hallazgos inesperados alteran su vida. Los principales son dos: un anciano del lugar, Francisco, y un extraño caminante de las colinas vestido de negro y bautizado con el nombre de Lázaro.

Con estos descubrimientos la novela entra en una dimensión más profunda, por encima de temas y denuncias más superficiales como, por ejemplo, la destrucción de la costa mediterránea o la decadencia de las humanidades en la sociedad actual. El significado profundo de La metáfora inacabada consiste en el fallido intento de encontrarse a sí mismo entre dos fracasos. El narrador y protagonista, queriendo olvidar su frustrada relación con Claudia, busca refugio y olvido de su fracaso en el pueblo natal. Y como no logra reencontrarse con su infancia perdida, intenta llenar su penosa realidad con la imaginación.

Aquí entran la leyenda y el mito, de la mano del misterioso paseante de las cumbres y su posible búsqueda de una mágica sima con el sonido del mar. Pero ni la leyenda local, conocida por Francisco, ni los mitos clásicos, que salpican la novela, pueden colmar la búsqueda del protagonista. Pues por entre los materiales legendarios y míticos reaparece la figura real de Blanca, la primera mujer amada de aquel lugar. La novela representa con ello la frustrada búsqueda de uno mismo entre el fracaso de un matrimonio y la despedida final de otro amor que tampoco pudo ser. Por eso tanto el narrador como Lázaro regresan a sus ocupaciones anteriores. Y el relato de este trío de la soledad encarna la imposible recuperación del tiempo perdido, fecundado por la herencia cervantina y unamuniana en su agónica síntesis de ficción y realidad, que se manifiesta tanto en la creación de los personajes, con polionomasia incluida en su duplicidad de nombres y la pertinente disquisición entre persona y personaje, como en la necesidad de la memoria y la imaginación para construir la propia vida. Sólo pondré dos reparos: uno está en el inaceptable sintagma "persona humana" (pág. 145); el otro se refiere al sabio manejo de los mitos clásicos por el narrador y protagonista, verosímil en boca de Lázaro (catedrático de Latín) y, por supuesto, de Antonio Prieto, pero difícil de aceptar en la cultura de un ejecutivo de agencia de turismo.