Novela

Venganza en Sevilla

Matilde Asensi

5 marzo, 2010 01:00

Matilde Asensi. Foto: Eduardo Abad

Planeta. Barcelona, 2009. 300 páginas. 20'90 euros



Catalina Solís, protagonista de Tierra Firme y encarnación de la dualidad integrada en Martín Nevares, o Martín-Ojo-de-Plata, su desdoblamiento, regresa a la Sevilla de 1606 con el propósito de rescatar a Esteban Nevares, su padre adoptivo, de las garras de los hermanos Curvo. En la aventura la acompañan algunos amigos que en Tierra Firme la secundaron para convertirla en un personaje en el estrecho marco de referencia donde se igualan el Viejo y el Nuevo Mundo.

Exégesis del mítico Conde de Montecristo, Catalina Solís planifica su venganza contra la miserable y ambiciosa familia Curvo basándose en los mismos principios con los que, doscientos años más tarde Edmundo Dantés iniciará su propio desagravio en el París secuela de la Guerra de los Cien Días. Estas premisas son, a saber, el destino que lleva a Catalina Solís a una isla desierta donde encuentra un gran tesoro cuyo valor económico dará el soporte imprescindible para la realización de su propósito; la capacidad de la protagonista para cambiar su identidad mudando de vestuario; el aprendizaje de las artes femeninas así como de las masculinas y la utilización, para ultimar su venganza, de las mismas debilidades de los verdugos de don Esteban Nevares, a esas altura ya muerto en la cárcel de Sevilla. A grandes trazas, este es el argumento en el que Matilde Asensi basa esta novela ligerísima que, a todas luces, es la segunda de una saga de, por lo menos, tres entregas.

Es indiscutible que Asensi domina el oficio, sabe indagar, ilustrar la sicología de la época, afincarse en su lenguaje, desenterrando los vocablos al uso -desde mi humilde punto de vista el mayor logro de este libro. Venganza en Sevilla es un libro sencillo, su trama no aporta nada nuevo a la novela de aventuras, pero es más sana que la mayor parte de los compuestos tóxicos de esa nueva oleada de libros cuyos protagonistas dejan de ser la medida del hombre para usurparlo, convirtiéndose en la medida del horro.