Image: Guerrilleros

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Novela

Guerrilleros

V. S. Naipaul

18 febrero, 2011 01:00

V. S. Naipaul. Foto: The Observer

Traducción de Daniel Gascón. Mondadori. 280 pp, 23'90 e.


Esta novela, originariamente titulada Guerrillas, había sido ya traducida al español en México dos años después de su primera edición (1975) y ahora nos llega gracias a una nueva y excelente versión. Naipaul se basó para escribirla en los disturbios que acababan de llevar a la proclamación del estado de sitio en su patria natal, Trinidad, cuando el grupo de activistas "Black Power" se atrincheró en una comuna próxima a Port Spain. Su ideología se basaba en la lucha racial y la revolución anticapitalista, verbosamente enunciadas por su líder Abdul Malik al que finalmente se condenaría a muerte por el asesinato de una joven inglesa simpatizante del movimiento. V. S. Naipaul (Trinidad, 1932) fue testigo de estos acontecimientos, y los dos artículos que entonces escribió fueron luego recogidos en su libro de 1981 The Return of Eva Perón.

Aquí el asesino es el líder James Ahmed, el rey de la comuna Thrushcross Grange, así denominada en recuerdo del Heathcliff de Wuthering Heights con cuyo desclasamiento el protagonista se identifica. Ahmed, después de su expulsión de Inglaterra por varias agresiones sexuales, exhibía en la isla su retrato con la leyenda "No soy el esclavo ni el semental de nadie, soy un guerrero y un abanderado".

En Jimmy Ahmed Naipaul desarrolla un tema de su preferencia: el poder embaucador de la palabra, la labia sin ideas como instrumento poderoso para la dominación implacable de los demás. Jimmy esgrime ese arma, pese a su precaria instrucción, no solo mediante arengas y eslóganes sino también a través de la escritura de un original que se reproduce en cursiva, una narración enunciada por una voz femenina, Clarissa, asimismo de transparente matriz literaria.

Este préstamo de Richardson le sirve al líder para recrear la admiración que le profesa Jane, una joven canadiense que simpatiza con la causa de los guerrilleros como también su amante inglés Roche. Jane se entregará a Jimmy en encuentros sexuales descritos en un tono de desabrimiento que se extiende en esta novela al paisaje y a los supuestos ideales de los personajes. El diálogo narrativo lo es a tres niveles: de la realidad del ajusticiado Malik a la ficción de Jimmy, Jane y Roche y, por último, de esta al manuscrito de Clarissa. Y como alcaloide, la desolación. Nada tiene sustancia ni sentido: ni la revolución de los unos, ni la solidaridad de los otros, ni la reacción interesada de defensores del statu quo como el ministro local Meredith, amigo de la pareja blanca. Todo aparece viciado y corrompido. El propio Roche, temeroso por su vida, disimula ante Jimmy, pese a estar seguro de que Jane ha sido sodomizada y asesinada por él, y hace desaparecer sus huellas.

Tal desolación resulta estética y narrativamente convincente en esta novela en la que los protagonistas piensan poco y el narrador apenas se entromete en su mente, sino que se concentra en una eficacísima descripción del espacio como escenario también desolado. Otra cosa es el mensaje que se proyecta, demoledor en 1975, cuando las emancipaciones de las metrópolis eran bien vistas por la intelectualidad occidental, y reputados pensadores como Edward Said sentaban las bases del pensamiento postcolonial. Guerrilleros fue, en este sentido, la gota que colmó el vaso. Said clamó contra Naipaul por su ridiculización culposa de los movimientos de liberación nacional en el tercer mundo en vez de denunciar al imperialismo, y le definió como "un Kipling anacrónico", un cipayo que reverenciaba el viejo orden colonial.

V. S. Naipaul, que nunca dice no a una buena gresca, le correspondía calificándolo como un egipcio que se perdió por el mundo y se metió en asuntos de los que no sabía nada. O muy poco, como según el escritor de Trinidad le ocurría ni más ni menos que con la propia literatura.