Image: Hacerse el muerto

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Novela

Hacerse el muerto

Andrés Neuman

25 noviembre, 2011 01:00

Andrés Neuman. Foto: Óscar Monzón

Páginas de Espuma, 2011. 144 páginas, 15 euros

Junto al don de la ubicuidad, posee Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977) otros muchos dones estrictamente literarios: es un narrador tenaz, inteligente y agudo, movido por una incansable inquietud creativa. No es extraño que en los seis grupos de cinco relatos que componen Hacerse el muerto apueste a diferentes bandas, estilos y registros, fiel a esa máxima del apéndice final: "La extrema libertad de un libro de cuentos radica en la posibilidad de empezar de cero cada pieza. Exigirle unidad sería ponerle un candado al laboratorio". Con el fusilamiento de Moyano como broma macabra (texto que impresiona) despega este libro capaz de humor incluso al hablar de la mortalidad humana o de las peores pasiones del hombre (el paisaje de odios, envidias, vanidad y falta de escrúpulos de "Después de Elena" o "Monólogo del inmobiliario"). Hay una gracia a lo J. Mª Merino en el padre de "Hacerse el muerto". No es casualidad que la "Teoría de las cuerdas" de Neuman haga referencia al vecindario y sus tendederos de ropa. Hay una sintonía con Ángel Zapata en "Policial cubista". Microrrelatos con pegada y cuentos largos se relevan con acierto. Poéticas y hondas son las estampas dedicadas a la madre desaparecida ("Madre música", "Una carrera" o "Una silla para alguien": esperas imposibles pero luminosas). Profundo también el "Monólogo de la mirona" (esa soledad tan contemporánea).

Dos piezas magistrales son la evocación infantil de "Anabela y el peñón" (historia poético-dramática de un reto) y "Rotación de la luz", capaz de capturar un instante fronterizo en la vida de la adolescente Anita y su padre en la playa, exaltación donde surge una inquietante semilla de temor o pérdida. A veces cuatro líneas de un micro, como en "Sinopsis del hogar", bastan para transmitir un drama familiar o el decurso erróneo de toda una vida. "Ambigüedad de las paradojas" es una bomba en dos frases. Se agradece el humor filosófico-oxigenante de "Bésame Platón", "Conversación/ Diálogo en los urinarios" o "El infierno de Sor Juana". Deleita el detallado imaginario del clásico policía de fronteras norteamericano ("Monólogo del aduanero" de Atlanta). Volpi, Fresán, Aira o Muñoz Rengel comulgarían con el horizonte de la catástrofe planetaria de "Fahrenheit.com", un ataque informático con regreso a la ignorancia entre e-books ya vacíos e inservibles, donde se hace preciso reinventar la imprenta. Neuman es siempre un autor en permanente búsqueda de temas y formas. No tiene inconveniente en "dinamitarse" a sí mismo para evolucionar. Y cómo se agradece.