Image: Viví años de tormenta

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Novela

Viví años de tormenta

Fernando Schwartz

30 marzo, 2012 02:00

Fernando Schwartz. Foto: Rubén Cacho

Espasa. Madrid, 2012. 331 páginas. 19'90 euros. Ebook: 13'99 e.

En las novelas siempre hay una esencia sutil, un remanente que escapa a la intención del autor cuando, convertidas ya en páginas impresas, se independizan y empiezan a vivir por cuenta propia, reinventándose en cada lector, en todo aquel que sobre ella opina y Viví años de tormenta, la más reciente obra de Fernando Schwartz (Ginebra, Suiza, 1937) no es la excepción.

Desde mi punto de vista, estamos frente al más logrado de sus libros, un bloque monolítico de exquisita facturación, quizá porque, según ha confesado autor, Viví años de tormenta es "mi novela más personal porque no tuve que investigar apenas. Escribí sobre lo que yo sé." Es probable que ese largo mirar hacia adentro haya templado la mano del escritor para lograr que, pese a lo delicado del tema, la novela resulte perfecta en su equilibrio narrativo; conmovedora en el más estricto sentido humano que, por suerte, siempre va más allá de tendencias e ideologías.

Los años de tormenta de Lola Ruiz de Olara, sexta hija de los marqueses de Villaurbina, abarcan un ciclo de treinta años que comienza con el atentado a Carrero Blanco y se cierra con el ataque terrorista a la estación de Atocha el 11 de marzo de 2004. Tratar un asunto como los últimos años del franquismo desde la acera de la aristocracia española, sin caer en tópicos ni maniqueísmos, requiere de la astucia de un diplomático y Schwartz se vale de este recurso para transitar por esa fina línea que muestra las tres partes de la moneda cuando es evidente que las décadas de transición hacia la democracia en España no han logrado aún sanar las heridas abiertas en ambos bandos durante la oscuridad de la guerra.

¿Pueden el dinero y los títulos salvarte del dolor de la pérdida de seres queridos por razones tan absurdas como el poder, el posicionamiento, el resentimiento de clases, el oportunismo, la ignorancia, la altanería, el despotismo, etc.? No. Puede que te den la posibilidad de ahogarlo en caldos de las mejores bodegas, pero no de escapar de sus garras, y Viví años de tormenta, narrada en la primera persona a través de los recuerdos de Lola Ruiz de Olara, deja bien claro que en este tipo de enfrentamientos, armados o dialécticos, cualquier victoria, como cualquier derrota, es tan pasajera como el ser humano mismo.

No obstante, Schwartz no se ocupa sólo de las tensiones políticas; aborda también aspectos inapelables y sin resolver aún, como la eutanasia y su perfil más crispado: el derecho morir dignamente de un niño condenado sin remedio, la insistencia de los padres, que persisten en mantenerle consciente a pesar de su agonía; la hipocresía de ciertos sectores de la sociedad que se valen de raseros muy distintos a la hora de valorar un mismo problema... En fin, poco queda por nombrar en el interior de estas 331 páginas que no deben ser juzgadas a priori ya que en ellas, leídas concienzudamente, podemos encontrar pistas que colaboren a desenredar el presente.