Cuando éramos seres vivos
Nathalie Kuperman
13 abril, 2012 02:00Dividido en pequeños capítulos, cada uno lleva por título el nombre de la voz que narra, todas ellas indignadas por diferentes razones. Son los empleados de una multinacional editorial que acaba de ser vendido a un hombre sin moral. El estilo de Kuperman es rápido, y muestra la situación angustiosa que viven los hombres y mujeres en Occidente. Su lectura es dura. Dibuja unos seres que se han dejado engañar por una estructura económica que no tiene la más mínima consideración hacia el trabajador.
La novela da una imagen alarmante del mundo empresarial como un universo lleno de incertidumbres. A medida que avanza, el sufrimiento psicológico aumenta hasta que las voces se apagan. La polifonía aturde al lector hasta que se pierde. Cuando éramos seres vivos tuvo un gran éxito cuando se publicó hace un año en Francia. Se unía a la lista de novelas sobre la crisis , como La Centrale, primera obra de Élisabeth Filhol.