María Josefa Alonso-Pimentel de la Soledad y Téllez-Girón, condesa-duquesa de Benavente, es el personaje escogido esta vez por Almudena de Arteaga (Madrid, 1967). En la vibrante vida de quien fuera esposa de Pedro de Alcántara, noveno duque de Osuna, puede el lector contemplar un fresco de la España convulsa durante el desafortunado triunvirato formado por Carlos IV, la reina consorte, María Luisa de Parma y el protegido de ambos, Godoy, cuya ausencia de escrúpulos, arribismo y crueldad todavía parecen proyectarse fantasmagóricamente sobre las cabezas de los estoicos españoles.

Amante de la belleza María Josefa, o Pepita, como le llamaban, dedicó gran parte de su vida al mecenazgo, contándose Goya entre los talentos que se beneficiaron de su altruismo. El pintor forma parte intrínseca de ls novela. Su título, Capricho, aunque no se refiere a la polémica serie de grabados realizados por el pintor, sino a la finca de recreo que la condesa-duquesa hizo construir inspirada por sus ensoñaciones, es un guiño homenaje al genial artista. Almudena de Arteaga aprovecha sabiamente el halo de misterio alrededor de sus dos Majas para dar forma al entramado de intrigas, robo y crímenes con los que rodea estas pinturas, dándole a su historia un toque de tensión que sobrepasa los márgenes de la novela histórica.