De amor y literatura; del futuro de la novela y su pervivencia en el tiempo. Con el respaldo de las ideas de Borges, Ibsen, Joyce y Murakami sirviendo argumentos a un coro de personajes, reales y ficticios, que entran y salen de las escenas librescas representadas en este relato. Y con la autoridad de la Poética de Aristóteles brindando la teoría escenificada en él: la de que "lo imposible verosímil es preferible a lo posible pero no convincente". Todo ello en un escenario pensado para servir de enclave idóneo a un discurso literario que trata, fundamentalmente, de la realidad literaria y otras ficciones. Así de diverso y ambicioso es el contenido de Las mentiras inexactas, la nueva novela de Justo Sotelo (autor de Vivir es ver y La paz de febrero), doctor en teoría de la Literatura, como evidencian las constantes referencias a los grande temas de la literatura universal que aquí se concentran hasta hacer que el relato se justifique en un texto diseñado para servir de ejemplo a la tesis pretendida: que "cada cual lleva una novela escrita en la frente; lo que diferencia unas de otras es la forma de narrarlas".
Discurso cargado de interesantes discusiones, que pugnan por hacerse oír sobre el marco narrativo, una vieja librería, en el centro de Madrid, donde se conocen una experimentada profesora de Literatura, que indaga sobre el futuro de la novela, y un joven librero, ex alumno suyo, que la regenta desde la inexplicable desaparición de su padre. Allí se entrecruzan las opiniones de los asiduos a la librería, historias de unos y otros, retales que van tejiendo el relato del paradero de Daniel, el viejo librero. Un conjunto interesante aunque saturado de excesos discursivos.