Image: Encuentro en Berlín

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Novela

Encuentro en Berlín

Pepe Ribas

24 mayo, 2013 02:00

Pepe Ribas. Foto: Domènec Umbert

Destino, 2013. 351 páginas. Destino, 2013. 351 páginas 19'50 e. Ebook: 13'29 euros


Encuentro en Berlín es una novela concebida y preparada con minuciosidad, sin duda porque su núcleo temático, complejo y con amplias ramificaciones, exigía manejar a la vez documentos, reconstrucciones históricas y recorridos por lugares distintos del Este de Europa. Pepe Ribas (Barcelona, 1951) ha planteado, en efecto, una trama complicada, con multitud de anécdotas e historias que se mezclan de igual manera que se entreveran diversas modalidades narrativas: el thriller, la novela de espionaje y de suspense, el relato cosmopolita -disperso en la maraña de naciones surgidas al disgregarse la antigua Unión Soviética- y hasta ciertos elementos de la literatura folletinesca -propiciados aquí por la naturaleza peculiar de la historia elegida-, patentes en algunas notas sentimentales, en el descubrimiento de parentescos remotos o el reencuentro de personas que se consideraban desaparecidas.

Las peripecias del periodista chileno Ernesto Usabiaga, que busca en Berlín pistas acerca de su abuela materna, perseguida por los nazis y oscuramente desaparecida, lo llevan a relacionarse con Maksim Kazantev, antiguo funcionario soviético vinculado ahora al espionaje ucraniano, que ha llegado, en medio de las intrigas de unos y otros, a una desoladora conclusión: "La política sólo es una forma privilegiada de robar" (p. 216). Las historias paralelas de ambos, centradas en la búsqueda de noticias familiares por parte de Ernesto y en los movimientos de Maksim entre cosacos, rusos, armenios y azeríes para lograr ventajas en la posible construcción de un gasoducto, acaban convergiendo después de un intrincado laberinto de acciones que el lector debe seguir sin parpadear a fin de no ceder a la fatiga y evitar así la desorientación.

Porque en este aspecto radican al mismo tiempo los aciertos y los yerros de Encuentro en Berlín. La reconstrucción de lugares, ciudades y paisajes de Alemania, Suiza, Polonia, Austria o Ucrania, con detalles acerca de trayectos, monumentos, calles y establecimientos diversos acredita un conocimiento directo de los escenarios descritos; las historias evocadas acerca de los cosacos perseguidos por los nazis y luego por los soviéticos y, en general, acerca de las represiones y deportaciones producidas durante años, poseen un notable grado de veracidad testimonial. Pero el afán de decirlo todo, de no omitir dato alguno referido a nombres y lugares a veces irrelevantes para el conjunto de la historia, que se acumulan a veces en el mismo párrafo, embarulla de vez en cuando la fluencia de la narración: "La última propuesta de Azur Vidadi consistía en convencer a los presidentes de las repúblicas de Azerbaiyán y de Georgia [...] para que construyeran el tramo del gasoducto Nabucco entre Tblisi, la capital de Georgia, y Poti, el puerto georgiano del mar Negro. Era un trayecto corto, pero los socios de Maksim y de Azur Vidadi pretendían seguir enviando el gas a Ucrania por tren desde Tblisi a Poti, y en barco hasta Odesa" (p. 90).

Este afán por no ahorrar detalles, esta profusión nominativa no siempre justificable, oscurece un tanto la narración de hechos externos -por lo general, de ritmo ágil y veloz- y deja a muchos personajes, como Shevchenko, Nazand, Oleksander Vorónych o Leonard, entre otros, convertidos en puras siluetas, lo que obliga a recurrir con exceso al relato omnisciente para profundizar en algunos de ellos: "Se preguntaba qué podía pasar [...] También le preocupaba que..." (p. 131). O bien: "Pensó que la guerra era la peor de las locuras..." (p. 245). Poco puede reprocharse a la prosa, en general adecuada; únicamente los excesos en la prolijidad de datos, nacidos de la necesidad de acentuar el carácter documental y verista de la obra, dañan y ensombrecen el conjunto. Por lo demás, hay que señalar la rareza de que la novela de un escritor español salga de nuestras fronteras y se adentre en la inextricable maraña de los nuevos países del Este con sus conspiraciones, sus mafias y sus servicios de espionaje, como en una novela de John Le Carré.