Image: Y las montañas hablaron

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Novela

Y las montañas hablaron

Khaled Hosseini

20 septiembre, 2013 02:00

Traducción de P. Antón y R. Da Costa. Salamandra, 2013. 382 pp. 19 €

Cuando alcanzas los 38 millones de ejemplares vendidos en el mundo con tus dos novelas anteriores, Cometas en el cielo y Mil soles espléndidos, debe ser un reto escribir la tercera. El escritor afgano-americano Khaled Hosseini (Kabul, 1965) ha tardado cinco años en publicar Y las montañas hablaron, que como las anteriores se nutre del cuento, tan popular en la literatura oriental, con el objetivo de contar la historia de Afganistán. Para muchos lectores se trata de su mejor obra. Afganistán: desde los años 50 a nuestros días, pasando por París y EE.UU. Los personajes a través de cuyas peripecias transcurre la narración de la novela, no solo se mueven en el espacio, también rompen la cronología a golpe de flashbacks, recuerdos, sensaciones, fragmentos de revistas, buscando el hilo conductor de una existencia que se les escapa.

Los cuentos, fundamentales en la obra de Hosseini esconden en su seno el germen de sus novelas y, por ende, de la vida humana. Por eso, Y las montañas hablaron empieza así, con un relato que el padre le relata a sus dos hijos, Pari y Abdulá, antes de que se vayan a la cama. En ese cuento infantil, el del hombre del saco, al que dotará de un final diferente, está la pregunta fundamental que recorre toda la novela: ¿existe una vida mejor para uno que la impuesta por nuestro nacimiento? Pari, unida a Abdulá por un amor más fuerte que el fraternal, será vendida a una rica poeta que se marchará con la niña a París. Abdulá se queda en el pueblo, y luchará toda su vida por salir de la pobreza.

La novela es dura y Hosseini no salva a ninguno de sus personajes. Se lee con fluidez y el lector se sentirá poseído por ella. Si lograrán los hermanos reencontrarse, no se sabrá hasta el final del libro. Pero la vida no sonríe, ni al que vive en la pobreza ni al que nada en la opulencia. Como le dice en la novela la poeta Nila Wahdati a su entrevistador: "Crear significa saquear vidas ajenas, convirtiendo a sus protagonistas en partícipes del todo involuntarios. Te apropias de sus deseos, te embolsas sus defectos, los despojas de sus sueños, de su sufrimiento. Tomas lo que no te pertenece." (p. 199) Hosseini da un paso más, su capacidad de contar historias, de mezclar momentos y lugares alejados como piezas de un puzle, es infinita. Hasta que al final, por arte de magia, todo cobra sentido.