Image: Los huesos olvidados

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Novela

Los huesos olvidados

Antonio Rivero Taravillo

4 abril, 2014 02:00

Antonio Rivero Taravillo. Foto: Juan María Rodríguez Caparrós.

Espuela de Plata. Sevilla, 2014. 196 páginas, 18 euros

El poeta y ensayista Antonio Rivero Taravillo (Melilla, 1963) mezcla en esta novela historia y ficción para reconstruir la vida del catalán Juan Bosch, que vivió su niñez y su adolescencia en México, donde conoció a Octavio Paz, con quien participó en numerosas movilizaciones políticas estudiantiles, y volvió a España poco antes de la guerra civil para incorporarse al POUM y mantener diversas actividades durante la contienda, hasta que supuestamente murió o desapareció sin dejar rastro. Encarnación Expósito, hija de Bosch, una profesora jubilada que trata de recoger noticias y datos sobre su padre, viaja a México, donde, además de indagar en archivos y hemerotecas, se entrevista con Octavio Paz, ya gravemente enfermo, y también con su primera esposa, Elena Garro. (Hay que decir que esta conversión de Paz en personaje secundario de novela se produce justamente cuando se cumple su centenario).

Estas indagaciones de la profesora, transformada en investigadora tenaz e incansable, están contadas con soltura y amenidad, y subrayan varios motivos temáticos que constituyen los ejes vertebradores de la narración: la necesidad de conocer el pasado, acentuada en el caso en Encarnación, a quien las circunstancias convirtieron en huérfana educada por las monjas de una inclusa; y, al mismo tiempo, la convicción de que el pasado personal que nos explica y justifica es consecuencia de una historia colectiva, de unos acontecimientos que, en este caso, incluyen el exilio, el amor a la libertad y la quiebra de una sociedad borrada por el vendaval fratricida.

La inserción de la vida privada en la historia colectiva lleva al autor a reconstruir escuetamente la vida barcelonesa durante la guerra civil, con las crecientes disensiones internas entre las fuerzas republicanas y la decepción que muchos políticos y combatientes sintieron ante la influencia cada vez más marcada de las directrices soviéticas. Pero todo esto se ha contado muchas veces, con ropaje histórico o novelesco, y constituye la parte más endeble de Los huesos olvidados -título de un verso de Octavio Paz-, aunque también aquí la historia proporciona minúsculas anécdotas aisladas, y aparecen fugazmente figuras como Orwell o Dos Pasos.

Lo que me parece esencial en la historia de Encarnación Expósito -y lo más novelesco también- es el empeño de su búsqueda, la sensación de sentirse incompleta sin el conocimiento exacto de los cimientos de su vida -que le gustaría, además, transmitir a su propia hija- y del destino aciago de su padre, muerto acaso, como muchos otros, "por manos de los que supuestamente defendían la misma bandera" (p. 196), lo que convierte la guerra civil en un tejido de pequeñas y miserables guerras intestinas donde la inocencia y la lealtad son pisoteadas sin remedio. Encarna encuentra por fin motivos para entender cabalmente el verso del poema que Paz dedicó a Bosch, en el que una preposición adquiere súbitamente nuevo significado: "Has muerto entre los tuyos, por los tuyos".

Este retrato resultante de la hija que, roto su matrimonio, cambia el rumbo de su vida poniendo todo su esfuerzo en la búsqueda del padre que no conoció, tiene perfiles convincentes y sostiene un relato pulcramente escrito, además de incrustar con habilidad la vida personal en ciertos detalles "intrahistóricos" de la existencia colectiva que no por sabidos deben quedar borrados.