Image: Dos toneladas de pasado

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Novela

Dos toneladas de pasado

David Torres

10 octubre, 2014 02:00

David Torres

Sloper. Palma de Mallorca, 2014. 226 páginas, 16 euros

Los libros de cuentos oscilan entre la unidad y la variedad. David Torres (Madrid, 1966), autor, entre otras, de novelas como Punto de fisión (2011); Niños de tiza (2008) o La sangre y el ámbar (2006), se ha inclinado en Dos toneladas de pasado por una recopilación miscelánea. El resultado es una obra de contenido disperso pero de grata diversidad. Reúne nueve cuentos y una patética y divertida novela corta que presentan historias humanas que el autor forja con la finalidad de contar la peripecia un tanto insólita de una persona bastante singular.

Anécdota original y tipo especial van de la mano de acuerdo con un planteamiento narrativo firme. El protagonista del cuento "Rey de Ítaca", un periodista que hace un reportaje cargado de simbolismo sobre el reciente desmadre económico griego, admira los relatos que usan las palabras justas, crean expectación desde la primera frase y "dejan con ganas de más". Y en su propio artículo -dice- no pretende juzgar ni conmover, sino hacer pasar un buen rato porque si alguien quiere reflexionar, debe hacerlo por su cuenta pues a él no le gusta dar sermones ni extraer moralejas. No se puede identificar la opinión de un personaje con la del autor, pero presumo que este comparte esas ideas.

Las piezas de Dos toneladas de pasado presentan situaciones que ponen a prueba la voluntad, la quimera, la ensoñación, el impulso visionario, la protesta... de alguien.

Tales empeños se saldan de forma negativa y predomina en ellos un resultado de fracaso, abatimiento y dolor. Tales casos suceden en escenarios tan distintos como la selva amazónica, el inaccesible monte Eiger alpino, el Benidorm playero o el Madrid castizo. En ellos constatamos pluralidad de desazones humanas desarrolladas entre la elaboración mítica, el testimonio realista solanesco y la farsa. Son por sí mismos documentos de nuestra desordenada especie y, además, tienen un fondo moral no explícito para quien quiera buscarlo. Algunas peripecias añaden también un tono emocional intenso, sobre todo cuando se refieren a tipos excéntricos marcados por el infortunio (un torero malogrado o el exótico cantante de la novela corta).

David Torres va directo al grano y, sin llegar al ascetismo unamuniano, evita todo elemento accesorio: de la suma de esta técnica, de unos argumentos originales, de un interés hoy demasiado infrecuente por la creación de personajes y de una prosa con su justa medida de creatividad verbal resulta un excelente libro de cuentos sueltos