Image: Hotel Lutetia

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Novela

Hotel Lutetia

Pierre Assouline

18 diciembre, 2015 01:00

Pierre Assouline. Foto: Oliver Monge

Traducción de Susana Peralta. Navona, 2015. 396 páginas, 20€. Ebook: 12'99€

Escritor, periodista, editor y profesor, Pierre Assouline (Casablanca, 1953) sabe conjugar estas facetas y hacer de sus novelas magníficos testimonios históricos. Biógrafo de Gaston Gallimard y Simenon, entre otros, Assouline publicó hace unos meses en España la novela Sigmarigen, la historia de un castillo habitado por un grupo de franceses durante la Segunda Guerra Mundial, en donde se reconoce al escritor Céline. Ahora, por fin, se publica también aquí su ya mítico Hotel Lutetia, que apareció en Francia en 2005 y fue galardonado con el Prix des maisons de la Presse. También recibió en 2007 el premio de la Lengua Francesa por el conjunto de su obra.

¿Novela o ensayo histórico? Los dos géneros funcionan para esta novela o preciso documento sobre la llegada de las tropas alemanas, su instalación y, por fin, su retirada. A través de los muros del mítico Hotel Lutetia que sigue dominando una de las plazas más emblemáticas de la Rive gauche parisina, se podría contar la historia de la Segunda Guerra Mundial. Y es exactamente lo que hace Pierre Assouline, a través de la voz, precisa, inteligente y sostenida del narrador, un antiguo policía del servicio de inteligencia francés, el alsaciano Édouard Kiefer. Desde los altillos del hotel, se dibuja este personaje singular, escritor de fichas sobre los clientes. Kiefer es como una metáfora de todos los que vivieron esos años, encerrados en París, encerrados en el hotel, en una cárcel o en un campo de concentración y transmite, a través de su discurso, un sentimiento claustrofóbico.

Antes, durante y después, las tres partes que estructuran el libro son en sí mismas tres novelas diferentes que, sin embargo, se siguen en el tiempo, de 1938 a 1945. Entre una parte y otra, cambian los clientes. Una situación que Émile, el ascensorista, resume a su manera: "He visto clientela de todo tipo, pero como esta jamás" (pág. 332). Desde un enfermizo James Joyce, a un elegante Saint-Exupéry o un reciente premio Nobel como Roger Martin du Gard, la imagen de lujo, diversión y cultura que destila la primera parte de la novela no hace sospechar que, solo unos meses más tarde, se instalaría en el Lutetia el mayor centro de la Abwehr, la agencia militar de inteligencia alemana.

La tercera parte del libro es, sin duda, la más escalofriante. El Hotel Lutetia fue convertido en centro de acogida y alojamiento de los supervivientes de los campos de concentración. El reconocimiento médico da paso a la larga ristra de preguntas que cada deportado debe contestar para ser realmente considerado deportado y por fin tener acceso a papeles y una identidad. A través de Kiefer, conoceremos testimonios, vivencias, nombres reales de personas que padecieron la barbarie nazi. Cada confesión, cada recuerdo, cada palabra de los que vivieron el infierno es digno de escribirse. En las últimas páginas de la novela el narrador confirmará que "todo en ellos reflejaba no solamente su vida sino también otras vidas. Cada hombre es una multitud".

@JacintaCremades