Image: Muerte de un silencio

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Novela

Muerte de un silencio

Clémence Boulouque

23 diciembre, 2016 01:00

Clémence Boulouque

Traducción de Laura Salas. Periférica, 2016. 136 páginas, 16'50€

No se puede abordar la obra literaria de Clémence Boulouque (París, 1977) sin empezar por Muerte de un silencio, novela autobiográfica publicada en 2003, desde Nueva York, y que nace tras los atentados del 11 de septiembre.

Primera obra de la que acabará siendo novelista, periodista, crítico literario en el Figaro Littéraire y productora de documentales, la novela recibió en su día el premio Fénéon y fue llevada al cine por William Karel bajo el título La hija del juez. Por tanto, Muerte de un silencio describe, además de los hechos, el nacimiento de una escritora. Un bildungsroman de nuestros días, que sigue los primeros pasos de esta mujer enigmática, inteligente, profesora desde hace diez años en Columbia University, hasta que decidió dedicar su vida a la escritura. Su última novela, Un instante de gracia, ha sido publicada esta año por Gallimard.

A veces, un acontecimiento exterior consigue destapar un trauma profundo que pensábamos superado. Quizá este sería el verdadero argumento de Muerte de un silencio. Hija del magistrado Gilles Boulouque, la vida de la pequeña Clémence cambia radicalmente cuando nombran a su padre juez antiterrorista. Estamos en la Francia de 1986, cuando una terrible ola de atentados pone en vilo al país. El juez sale en los medios de comunicación, teme por su vida, se ve obligado a poner guardaespaldas a su familia y acaba suicidándose en 1990. Los hechos se han precipitado y con ellos la vida de la pequeña Boulouque. Clémence tiene 13 años y no vuelve a ser la misma.

Esos datos los descubrimos en las primeras páginas de este libro confesión, mientras la narradora se encuentra en Nueva York y por esas extrañas circunstancias de la vida, deberá enfrentarse a otra conmoción terrorista, la del 11-S. La similitud de estos dos momentos en su vida hará que afloren los sentimientos insuperados, las tensiones, las preguntas y la tristeza reprimida a lo largo de esta emotiva novela.

Para hablar de un periodo de su vida, la narradora se refiere a otro momento. Los dos se explican entre ellos por una extraña conexión que llevará al personaje hasta su padre. Uno a uno, la narradora recordará los momentos que aún le quedan, los recuerdos que creía haber olvidado. Para no sufrir. Podrá formular por fin las preguntas sin respuestas y aceptar el silencio. Esa sutileza, el paso de un estado a otro, de un tiempo a otro, ligados por la muerte y el horror, hacen de esta obra una pieza rara de conexiones, sentimientos y recuerdos vitales. Como los que elige para ser publicada en nuestro país, diez años más tarde, tras otra ola de atentados en Europa.