Image: Punto Cero

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Novela

Punto Cero

Yolanda González

9 febrero, 2018 01:00

Yolanda González. Foto: J. L. Santalla

Carpe Noctem. Madrid, 2018. 196 páginas, 20 €

En plena era de la posverdad, la distopía pugna por conquistar definitivamente nuestras estanterías y corazones. Animada quizá por el éxito de Redención, de Ray Loriga, o de la sorprendente y divertidísima Connerland de Laura Fernández, la traductora Yolanda González (Mérida, 1965) se embarca con este Punto Cero en una aventura con trazas futuristas, compuesta por siete historias en apariencia independientes pero que acaban descubriendose como un relato unitario y lleno de sentido.

Nos encontramos en eTerea, un territorio imaginario en el que todo (de la muerte de un anciano a una cena entre amigos o una noche de pasión) es puntualmente retransmitido, contemplado, guionizado y valorado por millones de espectadores. Todo, la felicidad, incluso el sentido de la vida, depende de la audiencia que sea capaz de arrastrar, y las consecuencias del aburrimiento o el desinterés masivo pueden ser vitalmente más terribles que la derrota en los archifamosos Juegos del Hambre. Claro que para que todo esto sea posible, eTerea cuenta con Ingenieros Narrativos que diseñan biografías habitables, memorias y estrategias de captación; con Artistas Visuales, Sónicos y Cinéticos que explotan cada escena cotidiana; con Rastreadores expertos que cazan los mejores fragmentos de realidad y detectan inesperados nuevos protagonistas, y con Arquitectos de Paraísos que diseñan áreas de placer. También existen los Rebeldes, que no quieren ser escrutados por todos, y los Invisibles, que no interesan.Y alternativas: a medida que vayamos leyendo, sabremos que existen otras ciudades ajenas al modelo de la distópica ciudad protagonista del relato. Lugares donde existe la intimidad y el pudor. Y el amor de verdad, y la desdicha sin disfraces ni imposturas.

Galardonada con el último premio Ciudad de Torremolinos, esta novela, que cuenta con una prosa casi poética en algunos episodios, desenfrenada en otros, plantea un desafío al lector: el de reconocer , bajo la máscara de lo que puede ser posible, situaciones demasiado cercanas a nuestra realidad, como la obsesión por la fama como sustituto de la felicidad, o el desprecio absoluto de la intimidad.