Image: Natura según Altroío

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Poesía

Natura según Altroío

Francisco García Olmedo

27 marzo, 2003 01:00

F. García Olmedo. Foto: M.R.

Huerga y Fierro. Madrid, 2002. 96 páginas, 10 euros

Francisco García Olmedo, una de nuestras voces científicas más destacadas, aborda en Natura según Altroío la busca de esa otra voz distinta y no menos difícil que es la de la verdadera poesía.

Más allá del desahogo y de la satisfacción pequeña del lucimiento verbal, los poemas que se despliegan metódicamente en las tres partes de este libro -"Material y métodos", "Panoramas" y "El espejo", títulos elocuentes- tratan de enfrentar ante el espejo de la conciencia el resultado de una vida de estudios científicos y de experiencias, su saldo de escepticismo, perplejidad y convicciones.

En el breve "Pro(Diá)logo" que abre el libro apostilla García Olmedo, como modesta poética personal, a unas palabras de Francisco Brines sobre sus propios comienzos en la poesía: "la magia [del comienzo], mientras dura, compensa por sí misma el esfuerzo de escribir poemas y asegura la ceguera del supuesto poeta ante su mediocridad. En este empeño se puede ser inocentemente feliz".

Sin duda, esto es así, pero en los mejores logros de este libro García Olmedo va mucho más allá de tan humilde declaración: perfila su voz lírica (que tendrá que seguir indagando en el ritmo del verso, tarea inacabable, y en la transformación plástica de muchas abstraciones), fundamenta de manera original el territorio metafórico de su personal diálogo entre el científico y el poeta y, sobre todo, se impone en los desarrollos poemáticos (desde cierta distancia a veces, y otras con sencillo temblor de emoción evocadora) la expresión de unas cuantas constataciones compartibles. Así las variadas reflexiones sobre la propia conciencia de la temporalidad (en la sección final "El espejo", más intimista), sobre la naturaleza y sobre la cultura (desplegadas en "Panoramas"), sobre la Vida ("una mera ilusión de contingencia"), sobre la memoria ("más corta que la vida") y sobre los hallazgos de las distintas ciencias, incluida la astronomía: "no pueden inspirar consuelo/esos signos de otras vidas/sino el presentimiento de otros naufragios como el nuestro".

Se entreveran, sin embargo, las señas personales del autor en dedicatorias y en poemas del eros y del ágape que salvan los instantes para la conciencia pero sobre todo para la poesía desde la convicción precaria de que "el todo/es menos que la suma/de los dispares elementos" y con la fe en la poesía: "me consuelo aprendiendo/el arte menor del podador/ que busca la perfección/secundaria de lo verde".

Este podrá ser, como dice el autor, un primer libro, pero es también el fruto de un trato frecuente y en hondura con los poetas y con la poesía.