Image: Antología poética

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Poesía

Antología poética

Elizabeth Bishop

1 mayo, 2003 02:00

Elizabeth Bishop

Ed. Orlando José Hernández. Visor. Madrid, 2003. 176 páginas, 12 euros

Aunque Octavio Paz fue su amigo y tradujo algunos de sus más conocidos poemas al español (Bishop también incorporó a su último libro un poema de Paz traducido o recreado por ella) lo cierto es que la norteamericana Elizabeth Bishop (1911-1979) fue prácticamente desconocida en el ámbito hispánico mientras vivió.

Y aunque llena de prestigio, al fin, no dejó de ser una extraterritorial en el propio mundo anglosajón... Vivió primero en Europa y luego muchos años en Brasil junto a la mujer que amaba, y sólo publicó cuatro libros de poemas, el primero -Norte y sur- en 1946, y el último -Geografía III- en 1976, tres años antes de morir. Aunque hoy hay más traductores y mayor conocimiento de Bishop fue el puertorriqueño Orlando José Hernández el primero en publicar una antología de la norteamericana en la desaparecida editorial Mestral de Valencia, en 1988. Esa edición (ampliada, pulida y puesta al día) es la que ahora -como base- volvemos a hallar en esta más grande. La poe-sía de Elizabeth Bishop es siempre compleja y frecuentemente densa y ello ha dado pie a todo tipo de interpretaciones -como el prólogo deslinda- pareciendo a ratos hiperrealista, minuciosa en la descripción y otras irracionalista o simbólica, recordando que Bishop (que siempre quiso ser en todo libre) se educó cercana al surrealismo, pero también a Pound -a quién visitó cuando estaba preso en Washington- a Wallace Stevens y a Marianne Moore.

Simbólica, metafísica y realista al tiempo, el tipo más clásico de poema bishopiano nos lleva a una ahondadora descripción -como hecha con lupa de gran aumento- que culmina en una reflexión (véase "El témpano imaginario") o simplemente se cierra en sí misma sugiriendo el simbolismo de esa descripción, como en el muy célebre "El monumento". En algunos poemas muy nítida (siempre buscando la complejidad) y en otros casi irracional, Bishop logra sus mejores momentos en esa mirada ahondadora que culmina en pensamiento, como en el magnífico poema "El pez".

Obsesionada por el viaje, las distancias y el mundo natural (pero su paisajismo está muy lejos de una tela pintada) la poesía de Elizabeth Bi-shop pregunta más que responde y sugiere que nada es simple en el complejo entramado hombre/naturaleza. Sus últimos poemas -o los de su último libro- parecen más pesimistas y sencillos ( por ejemplo "Un arte") sin abandonar nunca un lenguaje elemental y profundo y una sintaxis proliferante que vuelve a señalarnos esa rica, brillante, absurda, y exaltante realidad en hondura, que fue para Bishop una vida bien vivida, abiertamente vivida, aunque escribiera (o por ello) "el arte de perder no es difícil de aprender;/ tantas cosas parecen querer extraviarse / que perderlas no acarrea ningún desastre"... Singular, sin duda.

Por la mañana, lluvia
La grandiosa e ingrávida jaula se ha despedazado en el aire,
liberando lo que parece un millón de pájaros
cuyas alborotadas sombras ascendentes no regresarán,
y todos los alambres se vienen abajo.
Nada de jaulas, ni de espantar pájaros; la lluvia ahora
se ilumina. Pálida cara
la que intentó resolver el rompecabezas de su prisión
y lo logró con un beso inesperado,
cuyas insospechadas y pecosas manos se encendieron.