Image: Al fin has conseguido que odie el Blues

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Poesía

Al fin has conseguido que odie el Blues

Javier Cánaves

5 junio, 2003 02:00

Javier Cánaves. Foto: M.R.

Premio Hiperión. Hiperión. Madrid, 2003. 84 páginas, 8 euros

No es Javier Cánaves, joven poeta que cuenta ya con abundante obra publicada, un autor que guste de ocultar sus modelos. Todo lo contrario: comienza con un poema dedicado a Costafreda y termina con otro en el que cita explícitamente a Joan Margarit y a Francisco Brines.

En medio quedan otros homenajes no menos significativos: "Lo que supone hablar de Raymond Carver", "La noche de Kavafis" y el quizá menos conseguido, "Postal del Sur (Jaime Gil de Biedma)", blanda paráfrasis de "París, postal del cielo". ¿Qué ha aprendido Cánaves de esos maestros? El poema narrativo, anecdótico, de corte autobiográfico (Carver, Margarit), el tono elegíaco (Brines), la exaltación de los fugaces encuentros eróticos (Kavafis). Cánaves es un buen discípulo que, a ratos, consigue pasajes de conmovedora intensidad.

En tres partes se divide su libro. En la primera, "Inventar Reykiavik", un soñado lugar fuera del mundo (como el Wyoming de d"Ors) ayuda a soportar la "borrasca cotidiana", el tedio de los días. "El blues de Anne" es la parte más narrativa del libro, quizá también la más prescindible. Se nos cuenta una historia de amor y desamor que no excluye cierta minucia confesional. Algún poema, como "Canción para los días de mudanza", intenta una mayor altura lírica. La última sección, "Ha de ser suficiente", resume los distintos tonos del libro: fragmentos de una historia sentimental entre el cinismo y el melodramatismo, elegías irónicas, homenajes a escritores, viñetas metafísicas en las que se prescinde del narrativismo habitual.

Al fin has conseguido que odie el blues es un libro que se lee con facilidad, que consigue pasajes antológicos en una línea poética que quiere llevar al poema la emoción de las cosas vividas, que a ratos juega a ser irónico, que no siempre parece que consiga distanciar el autor que escribe y el personaje que vive en los poemas. ¿El libro de un epígono? Ciertamente. Pero el libro de un epígono que en los mejores momentos, como en "Rencores a domicilio", consigue rivalizar con sus maestros: "Un insecto zumbando en tu cabeza,/enloquecido,/como un despertador inalcanzable/que taladra tu sueño./Un cuchillo que tiembla entre tus manos/manchado con la sangre de aquel niño/que fuiste y que no entiende/que hiciste con su vida".

Cánaves tiene tanto de epígono como de excelente poeta al que le pierde su excesiva facilidad. Domina una fórmula y parece explotarla al máximo para conseguir el suficiente número de versos que le permita cada año conseguir un premio (o dos). Son los riesgos de quien no sabe resistir a la tentación de los galardones literarios. Cánaves, nacido en 1973, todavía está a tiempo de renunciar a su facilidad, de tirar los más evidentes modelos por la ventana y de llegar a ser el verdadero poeta que ya se adivina que es.