Antología de poesía china
J. I. Preciado Idoeta (ed.).
8 abril, 2004 02:00Representación clásica del poeta Li Bai a caballo
La poesía china es tan difícil de definir como de sistematizar. De ahí que la mayor parte de los estudiosos opten por seguir el orden de la diacronía y por disponer, sobre la sucesión histórico-política de ésta, sus aproximaciones a un corpus que a lo ingente de su extensión añade la íntima unidad de lo poético, lo plástico y lo tonal.Como explica muy bien Juan Ignacio Preciado Idoeta, la poesía china es el resultado de las particularidades de una visión del mundo sujeta a las disposiciones y posibilidades de una lengua cuyo carácter aglutinante y monosilábico no siempre se deja traducir. De ahí lo arriesgado y valioso de su intento por acercarnos a sus tonos, sus temas, sus formas y su evolución, que se inicia con composiciones del shijing y se cierra en 1918 con el cambio que supone la "nueva poesía" o xinshi. Se trata, pues, de una antología de base diacrónica que es, también y al mismo tiempo, una historia de la poesía china y un paseo por los períodos y los géneros que han conformado una tan rica y amplia tradición: el shi de la dinastía Tang, el ci de la dinastía Song, y el qu de la dinastía Yuan, que corresponden -aunque no tal cual- a las distintas formas de nuestro más clásico lirismo.
Una historia de la poesía china contiene también el clarificador y sintético ensayo de Javier Martín Ríos dedicado a los grandes poetas de la dinastía Tang (Li Bai, Wang Wei, Du Fu y Bai Juyi) cuyas primeras páginas ofrecen un exacto resumen de las doctrinas determinantes de este literatura (el confucianismo, el budismo y el taoísmo, comparables a nuestro estoicismo, epicureísmo y cinismo), del paradigma social en que se incribe y para el que se escribe, así como de la serie de avatares por los que transcurre. Presta atención a la escritura estructurada en cuatro tipos de signos (pictogramas, ideogramas, ideopictogramas e ideofonogramas) y a la tradición oral; describe las singularidades del shijing o "clásico de la poesía" y su división en "aires", "pequeñas odas" e "himnos"; sigue la opinión de Dobson sobre la base litúrgica de estas composiciones; admite la clasificación temática de Waley; explica el Lisao de Sy Yuan, que tiene similitudes con nuestro Fray Luis; expone el significado del xi, del fu y del yuefu y la importancia de conceptos como la no-acción, la contemplación o la vacuidad, unidos a una postura literaria y moral, que cree que "la literatura es una tarea tan grande como la del gobierno del estado" y que, por eso, no termina jamás.
La poesía de la dinastía Tang (618-907) constituye el centro del estudio de Martín Ríos, que complementa la Antología de poesía china de Preciado y que, en no pocos trechos, la acompaña. El sentimiento de la naturaleza y del paisaje, la relación entre poesía y pintura, el tema del exilio, estudiado por Claudio Guillén, los desastres de la guerra, que recuerdan a Goya, el don de la ebriedad, que recuerda a Claudio Rodríguez, el amor a las cortesanas, que coincide con las elegías de Propercio, la existencia de "palabras llenas" y "palabras vacías" que parecen preludiar los pleremas y los cenematemas de la glosemática, un código poético "sumiso a la ley del espacio" pero sustraído a la limitación del tiempo, el simbolismo de los colores y la materia de una lengua que hace cada ideograma una metáfora en potencia confieren a la poesía china un rango de absoluta modernidad continua: de creación eternamente renovada. De ahí que estos dos libros sean complementarios y que la reunión textual de uno necesite la clave del otro para que se pueda leer y entender.
Libros correlativos, aportan al lector una sustancia poética inagotable: un río de imágenes, de sílabas visualizadas y musicalizadas por la lengua. como dice Bai Juyi, "No hay hombres sin locura./La mía es escribir poemas": la nuestra, leerlos en la excelente selección e interpretación que, para deleite, se nos ofrece aquí.