Image: Casi en silencio

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Poesía

Casi en silencio

Hugo Mujica

15 abril, 2004 02:00

Hugo Mujica. Foto: Mercedes Rodríguez

Pre-Textos. Valencia, 2004. 67 páginas, 9 euros

Sabemos que, en poesía, el silencio no es una realidad, sino una imagen. Tampoco en el hombre existe el silencio, si hacemos excepción de algún muy avanzado budista. En el silencio pensamos y sobre todo, y casi inevitablemente, sentimos.

Creo que por todo ello Hugo Mujica (de obra muy fértil, éste es su decimoctavo libro de poemas, habiendo publicado el primero en 1983 -Brasa blanca- cuando su autor tenía 41 años) antepone el casi a esa palabra -silencio- que es un desideratum metafísico, vuelto metáfora, más que una realidad. Quizás algún día, sabiamente abandonados al abandono, mereceremos el silencio -un silencio lleno de plenitud- que en tanto sólo buscamos...

Casi en silencio parece, en sus tres partes, un diario poético escrito en otoño, siempre muy cerca de la naturaleza. El poeta siente y contempla, y va anotando (detrás, la tradición estética japonesa) las fulgu- raciones -no es casual la abundancia del término relámpago, uno de los favoritos parta indicar el satori, la iluminación búdica- de su sentirse dentro de la vida, de la vida inmediata, real, pero queriendo llegar más lejos...

Ciertamente la poesía del argentino Hugo Mujica es metafísica (y es hoy día uno de los poetas que señala mejor tal tendencia) no porque sea abstrusa ni abstracta, que muy raramente lo es -sólo cuando se interna en lo más decididamente filosófico, como en el poema "Noche sin sombras"- sino porque incluso cuando está más cerca de la inmediatez, y habla de árboles, de mendigos, de lectores en la noche, de mares y barcas y muros agrietados, su intención es que las imágenes concretas sean el soporte de una meditación (que no excluye lo sensitivo) para llevarnos más allá. A menudo estos poemas-anotación -casi siempre con versos logrados- llevan posibles haikus dentro de su estructura, no sé si con intención, o porque el talante del poeta entronca, como ya dije, con constantes de la sensibilidad nipona. Así: "Entre la noche y/el alba/la cita imposible de cada vida". Que no es un poema -vuelvo a decirlo- sino un fragmento. La idea general del libro reitera (en pétalos de sensación pensada) la idea de que todo en la vida es retorno y escape. Todo vuelve para irse y de algún modo, que sólo puede ser melancólico, todo parece, mansamente, quererse marchar para siempre.

No sabría decir si este es el mejor libro de Hugo Mujica, supongo que no, entre otras cosas porque está pensado como un continuum. La pincelada es siempre fina, y en ocasiones el pulso de la meditación ahonda entre lo visto y lo sentido. Estamos ante poesía indudablemente buena, que ha meditado (y no hablo sólo de Mujica) mucho sobre su ser y acaso menos sobre su estar. Los poemas pueden propender a la monotonía. Y si es cierto que la voz de los grandes poetas se reitera, no debe ser menos cierta la necesidad de búsqueda para presentar la voz con más máscaras, de cara al lector, y al propio poeta que debe sentirse distinto. Casi en silencio es buena poesía metafísica, que señala las excelencias y los posibles límites del género, o si se prefiere, del modo o del estilo. Noble siempre.

Sin hojas

Deshojadas,

las ramas
de un álamo
tiemblan su sombra
en un muro.

Hay veces que ei viento
pesa

y su peso
va inclinando la vida;

pasa, y va exhumando raíces.

La desnudez, la humana,
no está en los ojos:
es la espalda encorvada.

Hugo MúJICA