Image: Pasos en la nieve

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Poesía

Pasos en la nieve

Jaime Siles

10 junio, 2004 02:00

Jaime Siles. Foto: Mercedes Rodríguez

Tusquets. Barcelona, 2004. 176 páginas, 12’50 euros

En la trayectoria poética de Jaime Siles, Alegoría (1977) marcó el punto extremo del hermetismo y el despojamiento lingöístico: el poema se aproxima al fragmento filosófico y no busca la resonancia inmediata en el lector sino ser descifrado, glosado, servir de pretexto para las pasiones de la inteligencia.

Pasos en la nieve se sitúa exactamente en el otro extremo: la poesía es ahora, no ya cosa cordial, sino también circunstancial, anecdótica, escrita a veces a ras de prosa, en tono de artículo divulgativo, o con el sonsonete pegadizo de las canciones populares. Deliberadamente infiel a su imagen de poeta puro -aquel Canon de líneas exactas, guillenianas, que todavía conservan en la memoria muchos lectores-, el último Siles no duda en titular un poema "Santander" y comenzar con la siguiente estrofa, casi de portfolio de fiesta mayor: "La elegancia es/lo primero que se ve:/los paraguas, las traineras/y el puerto de Santander".

Sorprenderán igualmente al lector los extensos monólogos dramáticos que se incluyen en la sección "Vidas evaporadas". No parece demasiado verosímil que Antonio Espina, en el poema que se le dedica, hable de sí mismo, como si estuviera redactando un artículo para una enciclopedia: "Viví la aventura estética del Ultra/y las vanguardias. Y el 27 pasó/por encima de mí". Más adelante añade: "Os dejo mi Signario y mi prosa bien hecha,/dos o tres títulos nada desdeñables, y mi obstinada exigencia de rigor". Esos versos quizá habrían resultado más apropiados escritos en tercera persona: "Nos dejó", etc.

Otro monólogo se aproxima a la novela de quiosco. En "Anthony Blunt, al final de la noche", el crítico de arte inglés que fue espía al servicio de la Unión Soviética justifica así sus labores de espionaje: "Algo de poca monta: la recuperación/de unas cartas comprometidas, y comprometedoras,/de la emperatriz Federica, hija de la reina Victoria,/que una vez conocido el contenido,/se me dio orden de destruir. Fue en Alemania,/ en el 45". No parece que interesaran mucho por aquellas fechas las cartas de la emperatriz Federica.

Libro extremoso en la trayectoria poética de Jaime Siles Pasos en la nieve y libro que también se mueve entre extremos. Por un lado encontramos elaborados artificios retóricos, barrocos juegos de ingenio, delicada sonería rococó. Un ejemplo: "Color en fuga", cuyas ocho primeras estrofas repiten la rima del primer y el cuarto versos ("Por todo el cuadro, coruscante, crece/un limo vegetal, una figura/que vierte al lienzo de la luz la dura/sombra de soles que en su sí se mece"), en un ejercicio que puede resultar en algún caso algo forzado ("y me encontré con tu mirada a creces", dice un verso), aunque sin duda demuestra habilidad. En otras ocasiones, el poema comienza en el tono más bajo, casi de artículo necrológico dictado con urgencia: "En Suiza, recién llegado/de un rápido viaje por Italia,/recibo la noticia/de que José María Ribelles/ acaba de morir esta fin de semana / Lo conocí en 1968, en Valencia,/en el Patio de Letras,/donde, mayor que nosotros, estudiaba".

Pocas cosas no intenta Siles en este nutrido volumen. Hay poemas viajeros que culminan con una rotunda "Oda a Germania" ("Canto la pesadez de lo macizo/y la ascensión a Dios de lo ligero"), un puñado de haikus y delicadas chinerías ("Hay en el agua nubes/y hojas de cilantro./ Y como en los veranos/de mi infancia/el aire huele a hollín"), evocaciones de la niñez (la sección "Raíces en el aire"), desolación interior ("no me siento bien conmigo/ni con nada ni con nadie"), retratos de amigos y maestros, musicalidad y disonancias.

Pasos en la nieve se nos revela así como el libro más arriesgado y experimental de Jaime Siles: la obra polifónica de un autor que en la plenitud de su sabiduría se atreve a comportarse como un adolescente y a intentarlo todo de todas las maneras, sin miedo a equivocarse porque sabe que los grandes hallazgos sólo se entregan a quien no teme el fracaso estrepitoso. Pasos en la nieve no es un libro que pueda recomendarse a quienes gusten de las correctas medianías.