Image: Bella durmiente

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Poesía

Bella durmiente

Miriam Reyes

7 octubre, 2004 02:00

Miriam Reyes. Foto: A.M.R.

Hiperión. Madrid, 2004. 68 páginas, 7 euros

Miriam Reyes fue una de las sorpresas contundentes de la antología Feroces (1998). Inédita por entonces, en sus poemas hablaban con voz desgarrada y en palabras tremendas y lúcidas el daño y el desvalimiento, la desolación y la desesperanza.

En Espejo negro (DVD, 2001), su contundente primer libro, la mirada selectiva organizaba esa misma perspectiva existencial con retazos narrativos, desbordantes hallazgos de expresión y duras iluminaciones en torno a la familia y a las relaciones amorosas. A aquel libro crudo y sin contemplaciones sucede ahora Bella durmiente, más contenido, más depurado y por ello aún más convincente y eficaz en su poética violenta, en su imaginería oscura: "Los chopos/pelados esqueletos de peces plantados en la tierra/me traen recuerdos:/dedos, bocas, milagros". Precedidas por un poema inicial de sentido metapoético -"Mi cuerpo desnudo está aquí/y no en otra parte"-, las cuatro secciones de Bella durmiente recorren las edades de la voz protagonista. "Parto" se inicia con la hora y el día de un quevedesco nacer visto como acercarse a la muerte, y en los poemas sucesivos se recuperan vagamente, entre sarcasmos y oscuras alusiones, las sugerencias de unas amargas relaciones familiares -"Antes de que te lo enseñen por ahí/te lo voy a explicar yo/-me dijo-/mientras abría mi cama"-, imágenes, objetos y escenarios de la infancia que abocan a un dolorido ajuste de cuentas: "Le puse al asco tu cara".

En "Criatura", la incertidumbre y la confusión -"todavía no sé poner un orden"- no impiden que el balance de lo vivido despliegue en breves poemas angustiados la conciencia entrañada del vaciamiento de otras vidas, el panorama imaginario de soledad desvalida, de ruinas urbanas con las que se identifica la conciencia, el peso de la memoria, "zorra inexorable más fuerte que el porvenir", sobre unas perspectivas vitales en las que las experiencias del amor son al tiempo experiencias de la destrucción: "nos palpábamos buscando/dónde hacer el corte más limpio". Una cierta distancia sarcástica en la expresión subraya el descrédito de las expectativas. En torno a las relaciones sentimentales los poemas de "Jaula" establecen un diálogos con el "tú" que deja al descubierto otras raíces de desengaño, nuevas conclusiones sobre la soledad, el despojamiento, el frío interior. En estos y en los de la última sección, "Bella durmiente", la ironía tiñe de humor ácido los abundantes aciertos de estos poemas ("Soy la perra más perra/que jamás nadie haya abandonado"), da lugar a juegos verbales sobre las debilidades del amor ("Inevitablemente nos ponemos/éticas patéticas pelenpenpéticas/pesadas peludas pelenpeludas/nos salen canas arrugas/caries estrías verrugas/la sangre no circula") o a una cierta autoafirmación aún más sarcástica: "A lo mejor era tu cuerpo/lo que me unía a ti/y no algo más abstracto.//A lo mejor imaginé todo lo demás".

Bella Durmiente concluye al despertar: "Una niña no puede ser Rimbaud el incendiario". Y sin embargo el libro viene a contradecir estas palabras: a la vista de su breve trayectoria Miriam Reyes tiene la capacidad perturbadora al rojo vivo. Ojalá no se queme.