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La piel de las palabras
Beatriz Hernanz
7 julio, 2005 02:00Beatriz Hernanz. Foto: G. de Marchis
Con La piel de las palabras Beatriz Hernanz cierra un ciclo de cuatro libros formado por La lealtad del espejo (1993), La vigilia del tiempo (1996) y La epopeya del laberinto (2001). El surrealismo sui generis y la imaginería de voluntaria ambigöedad que definen su lenguaje poético nuevamente sugieren e inquietan. Tiempo y palabra, infancia y memoria, dolor, erotismo y conciencia de la muerte perfilan en claroscuro la identidad de una protagonista evasiva cuyas claves sólo se insinúan.Meditación sobre la conciencia biográfica y meditación sobre la escritura se funden en las cuatro secciones del libro. El personaje busca conocimiento mediante un decir que recupera una infancia "llena de oscuros secretos" pero que, en última instancia, forja la identidad. Igualmente, el erotismo ofrece su ambivalencia: "Tus uñas obscenas,/ ácidas de noches lentas,/ descienden por mi cuerpo,/ arañan/ la transparencia súbita de enero,/ una carne de luna/ alegre en la derrota,/ -nunca es para siempre-/ con la complicidad de sus fronteras".
La reflexión sobre la muerte, en fin, afianza la aceptación y la valía del dolor existencial: "imposible es la vida sin la sangre/ que vuela como un cuervo/ entre mis muslos". En íntima trabazón -"escribo contra las trampas de las sombras"- Beatriz Hernanz ha desarrollado a lo largo de los poemas de La piel de las palabras una meditación sobre el escribir desde la aspiración a un decir del todo que permita alcanzar la plenitud el silencio, ese "blanco feroz de la página que sueño".
