Image: Poemas escogidos

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Poesía

Poemas escogidos

Adam Zagajewski

15 septiembre, 2005 02:00

Adam Zagajewski. Foto: Sweet Briar College

Trad. E. Bortkiewick. Selec. y prólogo. M. López-Vega. Pre-Textos, 2005. 149 páginas. 15 €

Cuando el poeta siente las sacudidas de la Historia y su manipulación, cuando siente la asfixia del sectarismo o del poder, cuando rehuye y emigra a la fuerza o voluntariamente de lo local y, sobre todo, cuando se abre a otras culturas y a otras lecturas, la poesía verdadera suele fluir con naturalidad y con fuerza.

Es ésta una constante que observamos en poetas de todos los tiempos, pero de manera particular en algunos que, en estos días, nos llegan traducidos a nuestras librerías. Estoy pensando en el inglés Robert Graves o en el norteamericano Kenneth Rexroth, pero también en un autor más joven, el polaco nacido en Ucrania en 1945 Adam Zagajewski.

La Historia que persigue o que amordaza es, en este caso, la que sacude a Centroeuropa antes y después de la Segunda Guerra Mundial, en la que el carácter de las naciones se ve sacudido y la libertad asfixiada. Esto tiene que repercutir en la vida de los poetas y en su creación, las más de las veces dolorosamente heridas, confusas o itinerantes. Martín López-Vega matiza bien en su prólogo esta distinta respuesta del poeta ante la asfixia social; manifestada, en el caso de unos autores, por la vía de lo novedoso y de las tensiones lingöísticas (Brodsky, Milosz, Simic), o bien siguiendo caminos de síntesis (Szvmborska). Más raro es que el autor se tape los oídos frente a las modas literarias y deje fluir su voz sin miedo, sabiendo en todo momento dónde esta el "manantial" de la misma. éste es el caso del poeta que hoy comentamos.

Zagajewski, en esa encrucijada crítica del desarraigo que vive su cultura, testimonia y responde vivamente creando revistas, participando en grupos literarios ("Ahora", "Nueva Ola"), para acabar emigrando a París en 1982 y regresando a Cracovia en el 2002, ya con un nuevo horizonte social en su país. A la vez, busca para su creación distintos géneros literarios y algunas de sus traducciones (Raymond Aron, Eliade) dejan entrever intereses abiertos, la fidelidad al compromiso social y a valores internos, reconocidos ambos con notables galardones, sobre todo en Francia y en Alemania. El lector español que desee tener una visión de los años de crecimiento de este autor dispone, editado también por Pre-Textos, de un libro de memorias, En la belleza ajena (2004).

Claridad e intensidad, libertad expresiva y temática y tensión lírica, emoción desbordada y fina ironía, son algunas de las constantes que brillan en cada uno de estos poemas. Sorprende también la fresca utilización de la cultura, nacida de los viajes o de las lecturas, pero sobre todo de una contemplación fértil a la que no son ajenos los símbolos (los árboles, las ciudades de la memoria, el humo, los distintos paisajes revelados por las estaciones del año), pero a la vez se dan en la rica personalidad de este poeta claves que el lector encontrará desveladas, a la manera machadiana, en un texto como "Autorretrato". A veces, poemas basados en un cuadro, en una música o en un monumento podrían hacerle pensar al lector ligero que estamos ante simples fogonazos "culturalistas", pero hay siempre en este autor un vigor expresivo y un aliento lírico que proporcionan a sus poemas una dimensión inusitadamente original y verdadera. Bortkiewicz y López-Vega nos han ofrecido una antología contundente por su autenticidad. La poesía-poesía siempre acaba regresando para iluminarnos en la noche de las lecturas.

Zagajewski podía haber dejado sus versos al albur de esa Europa que "duerme bajo el áspero manto de fronteras/y viejos odios". O podría haber expresado su malestar con la radical amargura de los versos de un compañero de generación, Julian Kornhauser (1946): "Si te encuentras con las masas, vuelve corriendo a casa;/te arrastrarán al país en llamas, te asfixiarán.[…]En casa te aguarda tu cómodo anticomunismo/y los víveres para el invierno en la alacena./Ni izquierda ni derecha, advierte el abuelo que sobrevivió/a dos guerras mundiales, y sabe lo suyo…". Zagajewski, por el contrario, buscará la palabra verdadera, la que resiste y vence por otros caminos al tiempo de las ortodoxias. Para ello, utilizará -sin rehuir la conciencia social- el recurso a la palabra insomne, ésa que sabe que sólo "El poema es capaz de frenar el eco de la tormenta…"