Poesía

Poesía reunida

Cristina Peri Rossi

12 enero, 2006 01:00

Cristina Peri Rossi. Foto: Domenec Umbert

Lumen. Barcelona, 2005. 846 páginas. 32 euros

No es muy frecuente, aunque se trate como aquí de la compilación de varios libros, entendérselas con ochocientas cincuenta páginas de poesía y lograr la utopía de un análisis sintético acertado. Un libro de poemas puede degustarse picoteando entre sus páginas sin decidirse por una lectura de principio a fin, o realizándola si lo mereciera.

Pero ante la poesía de esta escritora uruguaya (nacida en Montevideo en 1941), que recaló en Barcelona en 1972 y se nacionalizó española, destacada novelista antes de adentrarse en el verso, no pude sino enfrentarme al conjunto como si de una novela o autobiografía se tratara. Su poesía tiene como materia esencial la palabra, pero tampoco hay poema sin tema y en algunos advertimos su cuidadosa capacidad fabuladora. No faltan tampoco rasgos experimentales. El libro llega precedido de dos prólogos, donde Peri Rossi realiza una sucinta exposición de su historial como poeta. La lectura, desde su primer libro Evohé, publicado en Montevideo en 1971, hasta su reciente Estrategias del deseo, revela una evidente unidad interna. Sorprende la intensidad de su primer poemario, escrito al filo de los30 años, del que en parte derivarán los restantes. Había escrito ya cuatro libros en prosa y alcanzado un premio de novela. Las dos citas de su inicio, una de Safo y otra de Cocteau, resumen "la exaltación erótica y la ironía distanciadora", dos de sus constantes.

Poesía reunida es principalmente un canto a la mujer y al amor lésbico, tema que se mantendrá a lo largo de toda su producción. No es de extrañar que sorprendiera a lectores pudibundos: "Entré como a una catedral/ y sus piernas vibraron/ como los tubos del órgano/ cuando, adentro,/ me puse a pronunciarla,/ a hacer música entre las naves/ bajo la mirada aquiescente/ de todas las vírgenes iluminadas" (p. 75). Este poema de Evohé equipara la palabra con la comunicación amorosa utilizando una imagen religiosa fuera de su natural contexto. En Descripción de un naufragio (1975) advertimos ya la influencia de Neruda. Buena parte de los poemas se han tornado más narrativos, buscan la unidad del conjunto, incluso adquieren un papel experimental. Puede manejar la ironía mediante el arcaísmo en "Carta del navegante" o la "Relación de tripulantes que participaron en el naufragio" (p. 189), de inequívocas referencias políticas. El tono puede resultar a veces, más angustiado. Crea, incluso, neologismos, como el mismo título de "Barloventear" (p. 170). En Diáspora (1976) regresa al poema breve, donde alcanza más intensidad y obtiene sus mejores logros, especialmente en la poesía amorosa. El experimentalismo parece como cortaziano o heredero del Huidobro de Altazor, dado al juego de palabras: "Yo la amaba/ la miraba/ la amuraba/ la moraba/ la habitaba/ la hablaba/ la jalaba/ la muraba/ la bariba/ la/ gran/ mora" (p. 201).

Tampoco han de faltar en este periodo ciertos rasgos de humor. Es el descubrimiento de la poesía y la emblemática figura de Alejandra Pizarnik. A su muerte dedicará el poema "Alejandra entre las lilas" (p. 268). Pero será en Estado de exilio (1973-2003), donde puede advertirse el fenómeno del transtierro, incluso en "Carta de mamá". En esta zona descubriremos las denuncias contra la violencia de la represión militar en su país y el intento de analizar el complejo fenómeno del exilio. Capítulo aparte merece el poema "Correspondencia(s) con Ana María Moix", de 1973, publicado ya en Barcelona, cuando ambas escritoras entablan una estrecha amistad. En Lingöística General (1979) se adentra en la metapoesía (excelente el IX, p. 378). En Europa después de la lluvia (1987) aprovechará sus experiencias berlinesas. Babel bárbara, de 1991, contiene excelentes ejemplos de síntesis lírica. En Otra vez Eros (1994) retorna, con mayor sabiduría, a su primer libro. Escribirá contra la memoria en "El auge de la edificación" (p. 604) e ironizará sobre la sociología o la filosofía. Algunas de sus imágenes procederán del asimilado mundo borgeano, como la frecuente utilización del espejo, aunque se manifestará heterodoxa hasta Aquella noche (1996), La inmovilidad de los barcos (1997) y Estrategias del deseo (2004), su último poemario. La autora renueva temas y se inclina hacia un mayor cinismo vital, y sus poemas son más descriptivos. La poesía lírica es verbal y sus fundamentos son tradicionales; pero pocas veces el lector se sentirá defraudado al acompañarla en su itinerario intelectual, y en su proclamada independencia.