Poesía

La poesía del siglo XX en Chile

18 mayo, 2006 02:00

Gonzalo Rojas

Julio Espinosa Guerra

Visor. Madrid, 2006. 506 páginas, 20 €

El título de la presente antología es equívoco, porque no ofrece una muestra de la poesía chilena del pasado siglo sino, como ya asume el antólogo en la sexta línea de su prólogo, que la reduce a la de los años sesenta en adelante.

Y aún así el lector queda sumido en otras perplejidades cuando nos anuncia que Esta rosa negra (1961), de óscar Hahn, es un libro “considerado por la crítica académica el primero de muchos de un nuevo grupo poético nacional, identificado como generación diezmada del 60”. Y, aunque, en efecto, Hahn figura en la antología, no así este libro fundamental. El antólogo se lamenta de la escasa comunicación entre las poesías en lengua española respecto a España y entre sí. No le falta razón, porque el género mismo dejó de ser el puente que supuso para Neruda o para Huidobro. Julio Espinosa Guerra ha hecho desaparecer la mitad del siglo XX y debiera haberse justificado en el título. Justo es admitir que es difícil confeccionar una antología de la poesía de un país como Chile que ha dado tantas muestras fundamentales. Se dice haber tomado en consideración: “la Revolución Cubana del 59, el 11 de septiembre de 1973 y el plebiscito de 1988, además de la aparición de Esta rosa negra en 1961 y la irrupción de un nuevo grupo de poetas hacia 1987”.

Al margen de estas observaciones que no se transparentan en una antología ahistórica, de excelente gusto personal, y de los problemas “generacionales”, lo que valoraremos es la selección de poetas y de poemas.

Se han elegido veinte poetas, de los que cuatro se entienden como antecedentes: Nicanor Parra (1914), Gonzalo Rojas (1917), Enrique Lihn (1929-1988) y Jorge Teillier (1935-1996). Los restantes forman el corpus titulado “Poesía Contemporánea”, nacidos entre 1938 (Óscar Hahn) y 1956 (Tomás Harris).

Sí, agradeceremos las muestras de Parra y de Rojas, de quien se dice que posee “una poética fundada en el contraste y la búsqueda de lo numinoso”. De Lihn, a quien conocí y publiqué, tal vez el lector español podría comparar su poema “Monólogo del padre con su hijo de pocos meses” con el poema de J. A. Goytisolo, “Palabras para Julia”. Teillier, queda próximo al primer y más elegíaco Claudio Rodríguez. Los primeros poemas seleccionados de óscar Hahn proceden de su libro Mal de amor (1981). Me hubiera gustado detenerme en la obra de excelentes poetas, como Omar Lara o Juan Luis Martínez (1942-1993), más experimental. O Manuel Silva Acevedo, autor de un magnífico libro, Lobos y ovejas (1976), que se reproduce aquí íntegramente. A Waldo Rojas se le advierte su permanencia en Francia e Italia, en tanto que Juan Cámeron descubre la originalidad en el lenguaje urbano, con poemas como “Hijo de sastre”. De Gonzalo Millán señalaríamos “Apocalipsis doméstico”, con un excelente tratamiento del absurdo. Cecilia Vicuña, la primera de las mujeres seleccionadas, se sirve de juegos semánticos. Del suicida Rodrigo Lira Ganguilhem (1949-1981) los amigos publicaron sus poesías póstumas. No desdeña el “poema anuncio” y consigue en “A modo de explicación” versos que van más allá del ingenio. Raúl Zurita es también neovanguardista, capaz de combinar el relato poético y el símbolo, como en su excelente “Allá lejos”. Elvira Hernández, heterónimo de María Teresa Adriasola, con La bandera de Chile (1987) pasó a ser un “icono de la resistencia”, pero el antólogo parte de su libro siguiente. Diego Maquieira ha publicado tan sólo dos libros, pero su sentido lúdico le lleva a versos como: “Teníamos fuerte afición al vino[...]y éramos arrogantes, [...]/ Preferíamos la muerte a perder la libertad...” (Ars Vitae). Verónica Zondek se mueve en ámbitos más tradicionales. Más interés tiene Elicura Chihuailaf, obstetra indígena. Sus poemas son versiones castellanas de los originales escritos en mapuzungun. Alexis Figueroa narra “esta historia miserable”, desde una concepción urbana del poema.

La poesía chilena del período acotado se despliega en amplia riqueza. Sustentada en su deslumbrante tradición sigue ofreciéndonos un abanico de recursos. Su lectura no nos dejará indiferentes.